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NBA

La magia de Harden y Paul deja herido de muerte al Jazz

Las dos estrellas de los Rockets anotaron más de la mitad de los puntos de su equipo. El Jazz, aún sin Ricky Rubio, no tiene margen de error ya.
Final NBA: Warriors vs Rockets, quinto partido

Estados Unidos
La magia de Harden y Paul deja herido de muerte al Jazz
Gene Sweeney Jr.AFP

La artillería de los Rockets sometió al Utah Jazz, de nueva cuenta, con su misma estrategia y mismo poderío. Salt Lake City apenas se había repuesto del bombardeo del viernes para levantarse, entre sus ruinas ahumadas, con la dignidad suficiente para encarar el cuarto partido de la serie. Pero la morriña corre por las calles mormonas. Los inicios no son ciclónicos ya y las bombas de James Harden y Chris Paul pronto vuelven a apagar las pequeñas rebeliones para instalar de nuevo el silencio. El Jazz presiente el fin; su afición, también. El Jazz está herido de muerte.

Así fue la narración en directo del partido.

Los Rockets abrieron brecha con un parcial inicial de 11-3 que marcó el ritmo del encuentro. Del déficit inicial jamás logró levantarse el Jazz, aunque se esmeró en cerrarlo. Y vaya si lo hizo. Entre tanto, surgió Exum como santo y seña de los de Utah (nueve puntos en el primer cuarto), pero el poderío de Houston es tal que jamás cayó en depresión ante cualquier reacción del Jazz. Los de Mike D'Antoni apelaron al manual de emeregencias y nunca dejaron madurar el momentum del Jazz. Siempre un triple, un 'jumper' de Paul, una tapa de Capela. En los instantes en los que cualquier equipo de doblaría, los Rockets tienen una fortaleza insospechada, misteriosa, indestructible, que los convierte en una fuerza inamovible. Eso, y que Harden se empeña en presentar pruebas de su origen extraterrestre (14 puntos en el primer cuarto).

El segundo cuarto presenció la erupción de Donovan Mitchell (13 puntos en el periodo, en contraste con los dos del primer cuarto y del tercer partido). Pero eso fue, una erupción. Le pudo la inconsistencia y, sin él, sin el trazo de Rubio ni la inspiración de Favours, el Jazz comenzó a desvanecerse. Durante el trayecto, Mitchell solo obtuvo la ayuda de O'Neale (8, todos en el segundo cuarto). Frente al momentum Mitchell, que tiró de repertorio (giros al entrar a la pintura, fadeaway, enfrentamientos cuerpo a cuerpo), apareció Chris Paul, también en plenitud de facultades. 12 puntos y 7 rebotes sumó al medio tiempo. 58-48, había vida en pleno camino a la muerte. Mitchell (25+9+2) es un superhumano, pero aún dista del status de super héroe. Llegará su tiempo.

Llegaron a la cita Gobert e Ingles. El tándem encontró huecos entre Green y, casualmente, Capela, una fiera en los duelos aéreos y un minino en los subsuelos. Trazó el australiano y el francés remató sobre el aro; no en una, sino en dos ocasiones. De Gobert fue, precisamente, el mayor porcentaje de efectividad después de los 10 puntos (71%). Encomedados en sus estudiantes de intercambio, el Jazz mejoró su color, pero es aquel leve alivio antes de entrar en la terapia intensiva. Paul siguió torturando al perímetro de Utah con su clínica de tiro a distancia, pero fueron Ariza y Tuckers, con sendos triples desde ambas esquinas, quienes dejaron entrar la ventisca. Capela, sobre la recta final, se encargó de limpiar la basura. No uno, ni dos, menos tres... Cinco tapas en tres minutos. Un abuso inhumano; pintó la llave con la sangre de cada 'jazz' que se presentó ante sí. Nadie en los últimos 20 años ostentó semejante majestad. Si los Rockets tienen en D'Antoni a su ideólogo, y en Harden y Paul a sus artistas, en Capela está su salvaguardia. Sí lo sabrá el Jazz, un hidalgo herido de muerte.