‘Grazie Roma’... pero en Kiev estará el Liverpool de Klopp
El equipo inglés cae y sufre en Roma pero hace bueno el resultado de la ida y se enfrentará al Madrid en su octava final en la máxima competición.
Después de dos partidos en los que parecía haber tumbado al Roma mil veces sin conseguirlo nunca, el Liverpool pudo celebrar su regreso a una final de Champions, la primera desde 2007. El equipo italiano fue un rival duro de matar, incansable también cuando el marcador apenas dejaba esperanzas.
El muro construido por Alisson había aguantado durante toda la Champions en Roma. Atlético, Chelsea, Qarabag, Shakhtar y Barcelona no lograron marcarle, pero enfrente estaba, bromas del destino, el mejor ataque a domicilio. Y lo demostró enseguida: un error garrafal de Nainggolan le entregó el balón a Firmino, y eso fue suficiente para encender el hambriento tridente ‘red’. El brasileño, con un pase sencillo y efectivo, encontró a Mané en el corazón del área y el senegalés abrió la lata sin ningún apuro en el 9’.
Los de Di Francesco, con orgullo y suerte, volvieron a meterse en el partido cinco minutos después: centro de Florenzi, testarazo de El Shaarawy, y Lovren en el intento de despegar, golpeó a un Milner que paseaba por ahí sin molestar a nadie. El inglés firmó, sin apenas tener culpa, el gol en propia puerta que le volvió a dar esperanza a todo el Olímpico.
Una ilusión que duró diez minutos, hasta que en el 25’, tras una imparable cabalgada de Robertson, Alisson desvió fuera otro chut de Mané. En el córner siguiente, no obstante, Dzeko cabeceó hacia atrás librando a Wijnaldum, que con un sencillo testarazo remató la faena.
Era el minuto 25 y para los giallorossi, el sueño de completar otra legendaria remontada como la que se vio con el Barça se había convertido en utopía. Además, las dosis de buena suerte parecían haberse agotado con el 1-1: El Shaarawy estuvo a un paso de otro empate antes del descanso, pero su rosca desde fuera del área solo acabó golpeando el palo.
En el arranque de la reanudación otra rosca del italiano, en cambio, sí sirvió para el 2-2: no acabó inflando la red, pero fue, tras una torpe parada de Karius, una asistencia perfecta para Dzeko, que empujó entre palos con un derechazo. Fue el quinto partido de Champions consecutivo en el que el bosnio puso su firma.
Faltaban todavía tres goles para llegar a la prórroga, aunque los giallorossi, con 40 minutos por delante, no pensaban rendirse. Su ímpetu empezó a perderse cuando, en el 63’, Alexander-Arnold desvió fuera con la mano un disparo de El Shaarawy. Pudo ser penalti, pero en la Champions no hay VAR.
De ahí llegó el cansancio, mejor amigo para los de Klopp; el Roma buscó el gol del 3-2 para seguir creyendo, sin casi energías. Llegó, pero tarde: lo logró con un latigazo de Nainggolan, que en el tiempo de descuento también marcó un penalti pitado tras una mano de Klavan. Segundos después del 4-2 Skomina señaló el final: el Olímpico, conmocionado, cantaba ‘Grazie Roma’... Pero a Kiev, con el Madrid, se van los Reds.
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