¿Qué fue de Horacio Llamas, el primer mexicano en la NBA?
Oriundo de Rosario, Sinaloa, no solo hizo historia por pionero: marcó a Shaquille O'Neal, entrenó con Michael Jordan y siempre respondió cuando fue requerido.
Una vida en las divisiones inferiores de la NCAA y en la liga mexicana redituaron, tarde que temprano, en la oportunidad de una vida para Horacio Llamas (1973, Rosario), poderoso pivote, embarnecido, admirador de Hakeem Olajuwon, un soñador de ojos abiertos.
En 1997, los visores de los Phoenix Suns se fijaron en sus dotes cuando bajaba rebotes en Pima Community College. Lo suficiente como para darle el beneficio de la duda. Además, los Suns necesitaban un centro para hacer frente a la lesión de Rod Williams. La experiencia respaldaba a Llamas; un par de temporadas con los Sioux Falls Skyforce, de la Continental Baskebtall Asociation y algunos campamentos de verano con los Pistons y los Lakers, donde pudo presenciar, de primera mano, los esbozos de un tal Kobe Bryant.
Llamas obtuvo un contrato de prueba por 10 días y pasó nueve sentado en el banquillo. En el último, el coach Danny Ainge, se encontró con él y consideró que podía aplacar el ataque de los Dallas Mavericks. Sobre el parqué, de su lado, estaba Jason Kidd, presto para recibir sus rebotes. En su primera participación sobre una duela NBA, Llamas dominó su primera tabla y embocó una flotadora entre doble marca. Cuatro minutos de juego, dos puntos y una victoria agónica de los Suns 109-108. Su impacto en la comunidad hispana del Valle del Sol le valió un protagonismo sin igual; protagonizó portadas de la revista oficial del club y siempre mostró gran cercanía hacia sus compatriotas residentes en la zona metropolitana de Phoenix. No fue un ídolo de masas, pero para muchos fue un ejemplo.
Durante el resto de la temporada 1996-1997, Llamas participó en otros 19 partidos. Su juego más brillante sucedió el 4 de febrero del 97, ante los Houston Rockets que se presentaron en Phoenix a su tridente de ensueño: Clyde Drexler, Charles Barkley y Hakeem Olajuwon, su mentor, su ídolo. Llamas se inmiscuyó en una sórdida batalla por los tableros con Barkley, con quien había compartido en juegos de entrenamiento fuera de calendario. Palmo a palmo, centímetro a centímetro. Porrazos, insultos. Llamas sacó fuerza del 'trash talk' de Barkley y mostró lo mejor de sí: seis puntos, cuatro rebotes, una asistencia, una tapa en 24 minutos sobre la madera. La forma en la que resistió los embates del mítico ala-pívot le hicieron merecedor del simbólico MVP del partido, concedido por sus compañeros.
Tres partidos después, otra dura prueba aguardaba por Horacio Llamas: los Lakers de Los Angeles y Shaquille O'Neal, recién llegado de Orlando, llamado a dominar las pinturas de la NBA durante la siguiente década, como ocurrió. Llamas controló como pudo a 'Shaq', quien colocó 24 unidades sobre la pizarra, pero salió damnificado de la batalla con el mexicano, quien le provocó un corte en la ceja y lo envió por varios minutos a la enfermería. Tras el partido, recordó Llamas en una entrevista con ESPN, sintió dolores por toda la espalda durante días. Haber vigilado a 'Shaq' fue la tarea más difícil que le fue concedida: "Nunca lo olvidaré", aceptó.
En 1998, terminó su periplo con los Suns después de 28 partidos distribuidos en año y medio de actividad. Volvió a la NCAA y en 2002 intentó volver a las duelas, se enroló en un campamento de pretemporada con los Wizards. Uno de sus compañeros de prácticas fue un tal Michael Jordan. En un cotejo de entrenamiento, en el que Llamas y Jordan compartieron equipo, se decidió con un triple sobre la bocina del sinaloense después de una asistencia de 'His Airness'.
Horacio Llamas se retiró oficialmente en 2013. Su número fue retirado por los Pioneros de Quintana Roo, equipo al cual entrenó y, actualmente, es embajador de la NBA en México, ha estado involucrado en proyectos de clínicas para niños y jóvenes lanzados por la liga en conjunto con la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), en espera de reactivar su carrera como coach. Siempre cercano a la comunidad, como en sus tiempos en Phoenix.