El Super Bowl LII bate todos los récords de precios de entradas
A diez días de la disputa de la gran final del fútbol americano sólo se pueden encontrar tickets de más de 4.370 dólares, los más caros de siempre.
A diez días de que se dispute la Super Bowl LII ya podemos empezar a hablar de récords. El partido que se jugará en Minneapolis entre los New England Patriots y los Philadelphia Eagles va a dejar un reguero de cifras descomunales, como siempre, y la primera de ellas es el precio de las entradas.
El aforo del US Bank Stadium es de 66.655 asientos y, por supuesto, ni uno sólo está ya disponible por la vía primaria, sino que hay que acudir al mercado secundario para tratar de conseguir entradas. No se trata de una reventa en sí, ya que no es nada ilegal y está reglamentado y controlado.
La entrada más barata cuesta 4370 dólares, lo que supone ser la más cara de la historia en cuanto al rango bajo, es decir, en los asientos más alejados del campo en distancia y altura. De hecho, el récord podría haber sido astronómico; antes de la derrota de los Minnesota Vikings ante los Philadelphia Eagles en la Final de la Conferencia Nacional el precio de estos tickets sobrepasaba los 4900 dólares. Cuando el equipo de casa quedó eliminado, se estabilizó el valor en esos 4370 dólares.
La entrada media ronda los 9000 dólares. Por comparar, el año pasado la Super Bowl LI, disputada en Houston entre los New England Patriots y los Atlanta Falcons, tuvo una entrada media de 6000 dólares. La gran subida se puede explicar por la afición de los Eagles, que puede presenciar el primer anillo de su historia y, además, es una de las más numerosas, agitadas, fieles y pasionales de toda la NFL.
Donde también parece que habrá récord es en las entradas de lujo, las más caras. Se están vendiendo las entradas individuales para los palcos a razón de más de 20000 dólares.
Y todo esto para ver a los mismos New England Patriots de siempre, que es de suponer que arrastrarán menos afición que otros equipos por el mero hecho de que muchos de sus aficionados ya han cumplido el sueño de ver a su equipo levantar el Lombardi Trophy. En múltiples ocasiones, además. Es por eso que me imagino una Super Bowl LIII, que se disputará en Atlanta, entre, por ejemplo, los Oakland Raiders el año en que pierden la franquicia, y los Atlanta Falcons, para poder escribir un artículo igual que éste pero con números aún más exagerados.
Como veis, trato de imaginarme las cosas sin los New England Patriots. Con escaso resultado. O nulo.