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Nos vemos en septiembre Tennessee Titans

Los Tennessee Titans despiden a su entrenador Mike Mularkey

Llegar hasta la ronda divisional no ha sido suficiente para un entrenador que no ha conseguido que una plantilla de mucha calidad juegue al nivel esperado.

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Los Tennessee Titans despiden a su entrenador Mike Mularkey
Adam GlanzmanAFP

¿Pueden los triunfos ser malos para un equipo, para un proyecto, para una franquicia? Soy un firme defensor del no a esa pregunta. En cualquiera de los casos, en el deporte profesional lo más básico es que tienes que ganar, ese el objetivo de cada temporada, de cada partido y, si me apuras, de cada jugada. Nunca es malo ganar.

Como todo, cada ley general tiene su excepción que la confirma, según dice el refrán popular. Así que me tengo que adherir a esa idea si quiero seguir manteniendo la coherencia conmigo mismo, que no vean lo que me cuesta algunos días.

El caso es que los Tennessee Titans han caído eliminados en la ronda divisional de los Playoffs de la NFL 2017 en Foxborough, Massachussets, ante los grandes favoritos de la AFC, los New England Patriots.

En el anterior párrafo no hay nada dramático. Más bien al contrario. Conseguir entrar en Playoffs de la NFL es para que la temporada se considere un éxito, al menos en franquicias como los Titans. Ganar un partido en los mismos, el que arrancaron a los Kansas City Chiefs en Arrowhead, más de lo mismo. Y perecer en casa de los máximos favoritos y ogros del siglo XXI no es ningún desdoro.

El problema viene cuando miramos más de cerca los porqués de todo lo anterior y nos quedamos con la sensación de que, en el fondo, ha sido un año perdido por el proyecto, que no se ha sacado todo el jugo a la plantilla, y que el camino que se sigue no es el correcto.

Y, me refiero, por supuesto, a Mike Mularkey, ex entrenador en jefe de la plantilla desde hace algunos momentos.

Lo que hemos visto esta campaña de los de Tennessee es un equipo que tiene un talento en defensa que no se refleja del todo en el campo. Un poco lo mismo que pasaba con los Jacksonville Jaguars de Gus Bradley con respecto a los de Doug Marrone, bien que con un par de fichajes de campanillas. Un juego de carrera que se autodenomina como "exotic smashmouth" y yo de exotic no le he visto nada. Y un quarterback, Marcus Mariota, que luce perdido en muchas ocasiones y que tiene una tendencia a perder el balón que no habla nada bien del grupo técnico que ha de corregir sus defectos o diseñar un plan para minimizarlos.

Por eso no es extraño que se dijera antes de la última jornada de temporada regular que si no se clasificaban para postemporada, Mularkey sería despedido. Y, más sorprendente aún, que si no ganaban en Kansas City su puesto no estaba asegurado. El propio entrenador así lo confesó, preocupado, en rueda de prensa.

Ahora Mularkey ha sido despedido en un movimientos sorprendente si tenemos en cuenta que los rumores de los últimos días decían que iban a extender su contrato, y bien podría ser el paso decisivo que salve este proyecto. Es lógico si lo valoramos no con los resultados en la mano, sino con el rendimiento real del equipo, y es esperanzador si lo hacemos con el potencial que tiene el grupo y con los rumores que sitían a Josh McDaniels como sustituto probable.

A veces las victorias no son capaces de ocultar problemas serios y Mularkey lo acaba de vivir en carne propia. Y si el cambio es bueno para los Tennessee Titans o no lo veremos en septiembre, pero de entrada augura un futuro mucho mejor.