Huracán blanco en Moscú
El Madrid se tomó la revancha de la ida y destrozó al Khimki en un cuarto y medio para elevar su racha a 11 victorias. Gran defensa, actuación gigante de Tavares y 14 triples (Rudy, 5 de 6).
Para los madridistas más supersticiosos, el Khimki era un pájaro de mal agüero en el camino blanco. Los de Laso iniciaron la temporada con una racha de diez victorias y el equipo ruso la cortó en seco el 2 de noviembre en el WiZink Center. Ahora, más de dos meses después y sobreponiéndose como entonces a las lesiones, el Real había vuelto a enlazar diez triunfos. Y de nuevo, el Khimki se cruzaba en el calendario. Pero nada fue igual esta vez.
El Madrid dejó vientos huracanados en Moscú. Fue una bomba ciclónica de esas que se llevan ahora. Destrozó al Khimki en cuarto y medio. El resto del duelo, relleno puro, minutos para que Alexei Shved hicieran sus puntos (23) y sus tiros (22, ya por encima de los 18 de media, más que nadie en la historia de la Euroliga). Y para que resquebrajara un poquito más la unidad rusa. Su desinterés por lo colectivo lleva al Khimki directo al naufragio, y a Bartzokas.
El entrenador griego había firmado en verano jugadores de perfil atlético para armar un gran bloque, los mismos que demandaba el año pasado en el Barcelona. Pero la baja de Thomas Robinson y la deriva que contagia Shved le abocan al colapso. Con multa o sin ella.
Conexión entre Campazzo y Tavares
Lo locales no defendieron bien, pero lo del Madrid fue un show exquisito atrás y en ataque. Primero con Campazzo al frente de las operaciones, Yusta sobre Shved y Causeur frente a Anderson batiéndole en toda la pista. Y siempre con Tavares, que destrozó al enemigo. Sus compañeros le encontraron y él a ellos: 15-26, minuto 9.
Y luego dobló la ventaja con un quinteto nuevo en el que Doncic ponía las nueces frente al ruido de Shved. Le acompañaban Carroll, Taylor, Maciulis y Reyes. El cambio en bloque necesitó de un par de minutos de ajustes, pero pasaron rápido. El Madrid seguía igual de recio: 22-43, min. 26. Y lo que parecía una durísima salida a Moscú se convirtió en una exhibición de la pegada blanca.
Un paseó para honrar al Madrid. Once victorias seguidas, seis en la Euroliga para agarrarse al cuarto puesto, y cierre de velada con el fragor de la artillería en el Mytishchi Arena. Siete triples de ocho intentos en el último cuarto (14 de 25 en total), cuatro de ellos de Rudy (5 de 6) para ponerle un lacito a la racha. El Madrid no para de crecer, como Tavares. Cada vez más móvil, mejor colocado y más rápido en la ejecución del pase o del mate. Gigante.