“Messi, más poeta que Cristiano. El suyo es un lenguaje único”
Entra gritando “¡aúpa Athletic!” con entusiasmo contagioso. Fito Cabrales, rápido e ingenioso, tiene un sentido tan práctico de la vida y la música, que sus canciones llegan a las masas como si hablara el amigo sabio, del que te puedes fiar siempre.
¿Qué es Fitografía?
Es una excusa, algo que ha sucedido de una forma que no estaba planeada. Yo estaba en casa intentando hacer disco nuevo y no me salía nada. Alguien llamó y recordó que hacía 20 años del inicio de los Fitipaldis. Y pensamos que sería un buen momento para celebrarlo, con una gira y un recopilatorio en el que incluimos alguna canción de Platero, un grupo que sin el cual, yo no estaría aquí.
El que pasen veinte años, ¿es una buena noticia o empieza a ser algo inquietante?
Es una buena noticia cuando no estás contando los años. Si a un chaval de quince le dices que va a tener una banda y que va a tocar durante muchos años grabando discos y con éxito, no se lo podría creer, pensaría que es un sueño. Lo que celebramos ahora es la consecución de ese sueño. Ningún músico cuando empieza piensa que va a poder vivir de la música.
¿Escribiría una canción sobre lo que pasa en Cataluña?
No. Si pudiera le daría a la tecla de borrar, porque vaya chapa que nos están dando. Hoy todo lo que sucede está magnificado por los medios y las redes sociales y es un poco cansino. Hace treinta años no habría tenido tanta trascendencia. Aquí opina hasta el más capullo y eso, aunque escueza, es lo bueno de la libertad de expresión.
¿A quién rezaría Fito, a Diego Armando Maradona o a José Angel Iríbar?
Si rezo a alguien es a la Virgen de Begoña que para eso soy de Bilbao. Le diré que cualquiera de los dos se merece una oración. Pero eso sí, Iribar es algo muy grande.
¿De dónde le viene la fascinación por Iríbar?
No soy de naturaleza muy mitómano, pero si me piden un nombre siempre diré Iribar, porque es la leyenda, es un mito. Hasta el punto de que puedes hablar de Iribar sin tener ni puta idea de si era bueno, si salía bien o no, pero son leyendas de nuestro fútbol y se te queda grabada en la mente. Hay fotos de Iríbar que le han inmortalizado.
¿El formato de cantera propia de un equipo como el Athletic tiene fecha de caducidad?
Creo que es lo único que nos salva, a lo que nos tenemos que agarrar. Porque ya no vamos a ser campeones de Liga, ya no podemos competir al mismo nivel que otros grandes. Pero no hace falta ganar Ligas. También el fútbol significa muchas otras cosas. Con estar al borde de una clasificación, para nosotros ya está la fiesta montada. Y eso es maravilloso. Por eso quitar la identidad de algo que no tiene nadie más, sería un grave error.
En los años ochenta, en plena reconversión, vivieron los dos años más gloriosos.
En aquella época no vivía en Bilbao porque mis padres entonces estaban en Laredo, pero viví esas dos Ligas de una forma maravillosa. Eran tiempos duros. Era una ciudad muy industrial y aquel éxito fue increíble. Había un amigo mío que decía: ¿Sabes por qué las aceras de Bilbao son tan estrechas? Porque son únicamente para ir a trabajar, no son para pasear. Ahora Bilbao ha cambiado y tiene aceras grandes para pasear. Sin embargo, y aunque logísticamente está muy bonita, da la sensación de que está un poco vacía, de que no suceden muchas cosas. Los ochenta fue una época de efervescencia. Estaba saliendo todo a la calle, sucedían cosas interesantes en una ciudad fea. Ahora es más bonita y suceden menos cosas.
Entonces Javier Clemente era el gran héroe. Luego cambiaron las cosas.
Pero creo que a Clemente se le quiere mucho en Bilbao. Hay gente que le tiene cruzado, pero en general allí se le quiere.
Está el Athletic pasando una racha complicada.
No se preocupe, seguimos en Primera.
¿A quién ficharía para su banda los Fitipaldis, a Messi o a Cristiano?
A Messi le veo más poeta que a Cristiano. Me gusta ver el fútbol desde el lado del que nadie más lo entiende y el de Messi es un lenguaje único. Hay más gente que entiende el fútbol como Cristiano, pero gente que entienda el fútbol como lo entiende y lo practica Messi no hay nadie más que él.
¿Fito jugaba mucho al fútbol de chaval?
No hacíamos otra cosa. Además, yo la guitarra la cogí muy tarde, como a los 15 o 16 años. Hasta entonces como no salíamos, no bebíamos y no había otros juegos, pues estábamos todo el día con el balón y corriendo. El mejor regalo que te podían hacer era un balón de cuero. Luego cumples 16 y se te abre el mundo.
¿Nunca le ha inspirado el fútbol para escribir canciones?
No, pero es que no sé hasta qué punto elijo lo que compongo. Cuando he intentado hacer canciones pensadas no me han salido tan fácil. Cada uno tiene su método, pero para mí, la primera frase que escribo es la que me está guiando todas las demás. Son pocas las veces que yo me pongo delante de un papel y sé lo que quiero decir.
¿La primera frase sale de pronto?
Bueno, también te preparas para escribir. Digamos que tienes la antena puesta. Si estás viendo un programa estás pendiente de lo que dicen, lees un libro y te asalta una frase que te inspira. Incluso si estás en la calle, estás en modo de absorber cosas. Por lo general, en la primera frase intento hablar de mí, de lo que me pasa, de lo que siento, que es lo más coherente y así no engaño a nadie.
Alguien que ha escrito canciones como las que usted ha compuesto, se hace difícil imaginarle bloqueado y sin ideas.
Pues es algo de lo más natural. Cuando te pones a escribir y las cosas salen automáticas, te resulta un trabajo muy fácil. Puedes llegar a pensar que eres muy creativo. Luego el tiempo te da una hostia y te pone en tu sitio y tienes parones inexplicables en los que no te sale nada o no te gusta lo que sale. Y no tiene grandes explicaciones.
¿Le abandonan las musas?
Todo eso de las musas es mentira. Muchas veces lo que pasa es que tú no estás para musas, no estás para componer. Tienes que estar en modo inspiración y no siempre lo estás. Si te digo que no me sale nada bueno, que es una mierda todo lo que estoy haciendo, es la verdad y sé que yo soy el culpable. Y no es que no vengan las musas, es que soy yo con mi vida. Tengo tres hijos, estoy pendiente de otras movidas. Antes estaba veinte horas al día en un local intentando escribir una frase y eso se nota. Al final es trabajo. Además tú ya no te conformas con escribir una canción. Antes sí, pero ahora ya no.
Explíquese.
Imagínate que eres un chaval que llevas cinco o seis años tocando la guitarra. En cuanto te sale algo, un ritmo, una idea, eres capaz de trabajar en esa idea cincuenta horas. Entonces te sale una canción y aunque sea una mierda de canción es la tuya. A mí lo que me pasa ahora es que ya no encuentro tantas cosas que me hagan estar cincuenta horas dándole. No hay que echarle la culpa a nadie. Puedes ser el tipo más creativo del mundo y de pronto no estás en modo creativo. Pues habrá que esperar.
¿Por qué se mitifican algunas canciones?
Las canciones que dejan de ser sólo canciones, es porque llevan en la mochila muchas cosas. Cuando te suceden cosas con ellas es cuando las recuerdas para siempre. Te coinciden con unas vacaciones, con un desamor, has tenido un hijo, cosas trascendentales. Hay canciones que te acompañan y al final van formando parte de tu vida. Las canciones hasta que las grabo viven conmigo dos o tres años y para mí son importantes. Luego a la gente les tienen que gustar, pero además, tienes que darles tiempo para que pasen cosas con ellas. Así se hacen míticas.
Hay gente que tiene la sensación de que la canción le está diciendo cosas.
Las canciones dicen cosas, las letras son importantes. No te digo que toda la música sea importante, pero un buen disco o un buen libro o hasta una buena película, te guían mucho en la vida. Es muy fácil que te pueda enseñar algo. Yo no tengo estudios, pero a mí la música me ha guiado en la vida. Fue la tabla del náufrago y a ella me agarré con fuerza. Tú escuchas un buen disco o ves una buena película y eres mejor persona.
¿Ha sido consciente de escribir una canción y darse cuenta de que era especial?
No tenemos muy buena puntería. Tener o no un éxito ya no depende de ti. Estamos hablando de algo que llega a mucha gente. El trabajo nuestro es hacer canciones que consideres que están muy bien, que a ti te convencen. Y si pasa tu filtro, te tiene que dar igual lo que opinen los demás. Pero es verdad que luego ya no depende de ti. Cuando una canción llega a mucha gente no es decisión tuya.
¿El viaje de un rockero es empezar arrasando con todo en la vida y acabar formal?
Suele ser el viaje natural de las personas. Tiene que haber una evolución. Me parecería patético, yo ahora con 51 años vivir como con 20. Si tuviera esa filosofía le aseguro que no estaría aquí. Pero lo que suele suceder es lo lógico. Cuando empiezas eres dinamita y piensas que nada te puede pasar. Estás entrando en un mundo que soñaste y que nunca pensaste que podría ser real y eso te da un mambo del copón. Luego la vida te va sucediendo. Yo me ponía hasta arriba pero llega un momento que es la droga la que te dice adiós. Al final aprendes y el que no ha aprendido no sigue. No se puede hacer una gira si te sientan mal las cosas.
Y el deporte en todo esto, ¿qué papel ha jugado?
A mí me ha salvado la vida. Yo estuve muy jodido, porque me metía anfeta a tope hasta que toqué fondo. Y empecé a correr. Y como tengo esa facilidad de engancharme a todo, me sentó tan bién el correr, que desde entonces no he parado.
¿Lo sigue haciendo a diario?
Sí, yo esta mañana a las ocho estaba corriendo en el Retiro. No puedo dejarlo. Y mientras estoy corriendo me olvido de las cosas malas. Necesito algo que me haga mantener una disciplina y esa disciplina me sienta muy bien. Corro todos los días de mi vida. Es lo bueno que tiene, que con dos zapatillas no te hace falta más.
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