Un muro amarillo se alza en zona de Cristiano Ronaldo
El portugués es un martillo histórico para los alemanes. Zidane tira de clásicos: vuelven Kroos, Modric y Bale. Se espera una gran presión del Dortmund. 10 cracks que jugaron en Japón
Quizá no haya club en el mundo con mayor capacidad de regeneración que el Borussia Dortmund. En los últimos seis años ha perdido a Kagawa, Götze (recuperado, tras un paso desafortunado por el Bayern), Lewandowski, Mkhtaryan, Hummels, Gundogan y Dembélé, más el técnico Jürgen Klopp, siempre entre la genialidad y la extravagancia. Y año a año ha sabido reconstruirse gracias a su buen ojo para encontrar fubolistas cinco minutos antes de su explosión. En eso sigue. Vendido Dembélé, magnífico ejemplo de esa política de prospección, cinco de los siete fichajes de la temporada no han cumplido aún los 23 años.
Con ellos ha incorporado como técnico al holandés Peter Bosz, apóstol de Cruyff (“Cada 15 días iba a Amsterdam con mi hermano para verle jugar; siempre fue mi inspiración”) que llevó la campaña pasada al Ajax a la final de la Europa League. La alineación inicial de aquel equipo apenas superaba los 22 años y el Borussia Dortmund entendió que encajaba como un guante en su proyecto.
Bosz ha frenado la sangría defensiva del equipo. Con Tuchel, la campaña pasada, encajó dos o más goles en diez partidos de la Bundesliga. Con el holandés le han metido uno en seis partidos, registro que le mantiene líder del campeonato, con cinco victorias y un empate. Una presión elevadísima es el prólogo del juego del equipo. “Si pierde el balón, el contrario dispone de cinco segundos para colocarse. Ese es el tiempo que tienes para robarle la pelota”, explica Bosz, que ha retomado la defensa de cuatro sin perder esa alegría en el juego que envuelve al Borussia desde los tiempos de Klopp. “No disfruto de un equipo que destruye, que es lo que hacía yo (jugó de mediocentro defensivo en equipos de Holanda, Francia, Alemania y Japón). Quiero tener una buena tarde y que los demás también lo disfruten”. Cuentan que pasó muchos días estudiando los entrenamientos de Van Gaal en el Ajax, equipo al que volvió desde el Maccabi por recomendación de Cruyff. A Israel le llevó su hijo, Jordi, y allí conoció a Johan, su referente: “Comer con él un día fue como leer muchos libros en pocas horas”.
Aubameyang, lanzado
Al Madrid le prepara un partido incómodo, con Yarmolenko, sustituto de Dembélé, y el emergente Pulisic en las bandas y Aubameyang, que ha metido ya doce goles en nueve partidos, como ariete. Quizá no se atreva con Weigl, el mediocentro del futuro en la selección germana, que el sábado jugó su primer partido completo en cuatro meses tras la fractura de tobillo que sufrió a finales del curso anterior.
El Madrid subió al avión sobre la marcha a Kroos, lo que le permitirá reordenarse con su centro del campo habitual, en el que Modric llega descansado tras no jugar en Vitoria. También regresa Bale para sentar a Marco Asensio, una costumbre que no lleva bien el Bernabéu, e Isco se mantendrá como media punta de alta dirección. Y arriba, Cristiano, que no se ha estrenado en la Liga, pero que siempre se ha sentido libre de la maldición del Madrid en Alemania: de blanco les ha metido 23 goles en 20 partidos a los equipos de la Bundesliga.
En cualquier caso, el Madrid no ha ganado en ninguna de seis visitas a Dortmund, que empezaron en el 98, y ante él se alzará el ‘muro amarillo’, esa grada en la que Klopp creía ver a 150.000 aunque sólo cabían 25.000. Ese ruido ya ha sacado al Madrid de más de un partido. Ahora llega avisado.
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