Hay quien dice que Lionel Messi ha comenzado la temporada de una manera sensacional. Es cierto. Pero también es verdad valorar que el rosarino no entiende de momentos y siempre, cada temporada, trata de convertir en arte lo que se le pasa por la cabeza cuando calza botas y anda rodeado de sus compañeros. Le gusta lo que hace. Posiblemente el manchón le llegase con el Tata Martino en el banquillo, pero tanto con Guardiola, Vilanova y Luis Enrique, La Pulga siempre jugó como los ángeles. Hoy tiene un nuevo reto, el Coliseum de Getafe, un estadio incómodo para todos y más para el Barça, al que tampoco es que le guste mucho jugar a las 16:15 (sigue el partido en directo en As.com).
Los culés aterrizan en el sur de Madrid con pleno de resultados y las mejores sensaciones de juego posibles. Han recuperado sensaciones del pasado o eso dicen. Ante la Juventus, el martes, por ejemplo, el equipo corrió 25 kilómetros menos que en el cruce de cuartos de Champions de la pasada temporada. Los mediocampistas están más juntos, Alba tiene toda la banda para él y la libertad de movimientos de Messi hace que la pelota fluya con peligro ante las metas rivales. Ter Stegen levantó un muro y entre Piqué y Umtiti la conexión es sensacional. El Barça sigue basándolo todo en la posesión, algo a lo que Bordalás insistió mucho esta semana a sus jugadores.
El Getafe es un equipo fuerte y rápido. Eso está anotado en rojo en los informes de Valverde. El técnico culé sabe que la fórmula madrileña es sencilla y lógica: robar y sorprender corriendo. Fajr y Álvaro son clave (se juegan un puesto), mientras que Jorge Molina estará para acabarlo todo, con Amath y el nipón Gaku. Evidentemente con alguna bola se harán, pero la idea del Barça es que estén a 60 o 70 metros de la portería de Ter Stegen. Mientras la pelota está en posesión azulgrana, el plan será el de madurar el partido, desgastar al rival y tratar de marcar: Messi está con ganas de más lío.
