Contador se divierte con un ataque a 40 kilómetros
El polaco Marczynski remató la fuga con una victoria sobre Poljanski y Enric Mas en la sexta etapa, marcada por una ofensiva lejana del español.
Alberto Contador no se conforma. Alberto Contador sigue vivo. A 40 kilómetros de la meta de Sagunto, en el puerto más exigente del día, el Garbí, movió el árbol. A ver si caía alguna pieza madura. Desmanteló al Sky, hizo sufrir a Chris Froome, relegó al resto de favoritos… Al final logró poca renta, sólo 17 segundos sobre David de la Cruz y Simon Yates, y 20” sobre un desafortunado Van Garderen. Pero lanzó un mensaje rotundo a sus rivales: no estoy descartado. Y otro a la afición: voy a dar espectáculo. Por delante triunfó una escapada. El polaco Tomasz Marczynski, que llegó a España con lo puesto para convertirse en ciclista, se impuso a Pawel Poljanski y al prometedor Enric Mas, un corredor que, por cierto, se formó en la Fundación Contador. Deja escuela.
“El Garbí es complicado, pero queda muy lejos de la meta”. En la salida de Vila-Real, Contador era cauto sobre las posibilidades de esta sexta etapa de la Vuelta a España, un perfil ondulado que se remataba con un puerto de segunda que se coronaba a 36 kilómetros de Sagunto. “Muy lejos”, decía Contador. Quizá para despistar. O quizá realista, como comprobó al final. Cuando las piernas le funcionan, no hay llegada remota para el pinteño. Puro carácter.
Esos cinco puertos invitaban a una escapada. Terreno para aventureros y posibles emboscadas. Se formó un grupo muy amplio, con 37 corredores, entre los que se metió Jarlinson Pantano, un gregario de lujo de Contador. Por si acaso el jefe tiene el día tonto. Que lo tuvo. Entraron en el corte algunos ‘repetidores’: Soler, Lusentko, Pedrero, Vilella… También Marczynski, granadino de adopción, casi un sin techo en sus inicios por España. Y Poljanski, ese ciclista que hizo viral en las redes sociales una imagen de sus venosas piernas en el pasado Tour. Y Enric Mas, el futuro. Ellos tres se jugaron la victoria.
Al Sky no debió gustarle mucho el grupo, con Luis León y Polanc como hombres más peligrosos, porque lo mantuvo en torno a dos minutos. Un desgaste que, visto con perspectiva, tal vez pagó cuando Contador decidió liarla en el Garbí. El tremendo ataque del triple ganador de la Vuelta descompuso al equipo británico. Sólo Froome respondió a su invitación de batalla, junto a Van Garderen y Carlos Betancur, aunque ambos sufrieron una caída en el descenso. Dos renacidos ciclistas, derribados por el infortunio. El estadounidense sumó una avería y otra caída al cúmulo de desgracias. Al colombiano le fue aún peor: cedió 12:31. Al Movistar todo se le vuelven pulgas. Por detrás de Froome y Contador quedaron el resto de gallos, entre ellos Esteban Chaves, que falló por primera vez en lo que va de Vuelta.
Tras perder 2:33 minutos en la etapa de Andorra, Contador se lamentaba: “No sé qué me pasó, está claro que ese no era mi sitio”. Y no lo es. Sus prestaciones en la Ermita de Santa Lucía, donde resistió el arreón de Froome, acabó con las inseguridades que podían haberle provocado aquella hecatombe. Se vio liberado, otra vez competitivo. Contador vuelve a ser Contador. Y no se lo pensó en el Garbí, da igual que esté lejos. En los últimos tiempos, sus estrategias pasan por sorprender allá donde nadie se lo espera. Inconformista. Los favoritos llegaron finalmente hasta él, pero se sintió pleno. En su última Vuelta hace el ciclismo que le gusta. Contador se divierte.
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