El primer final en alto resucita a Contador y refuerza a Froome
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La primera llegada en alto de la Vuelta a España 2017 consolidó a Chris Froome como maillot rojo y resucitó a Alberto Contador, que esta vez sí resistió el ataque final del británico. De hecho fue el único jefe de filas, junto a Esteban Chaves, que cruzó la meta en el grupo del maillot rojo. Ningún otro rival pudo seguir la estela del líder del Sky. Los peor parados en la Ermita de San Lucía fueron Vincenzo Nibali y Romain Bardet, que cedieron 26 y 49 segundos, respectivamente. Por delante de esta pelea de gallos se jugó el triunfo de etapa en una fuga de 17 corredores, que remató en solitario el kazajo Alexei Lutsenko, que estrenó así su palmarés en una grande.
Era un día propicio para el éxito de una fuga, sobre un terreno de media montaña con cuatro puertos, dos de segunda y dos de tercera, más la guinda final en la Ermita de Santa Lucía, una corta pero explosiva subida: cerca de 4 kilómetros al 10% de pendiente media. Castellón es la segunda provincia más montañosa de España, aunque el mar nos haya nublado el dato durante tanto tiempo. La escapada llegó a tener a 17 corredores, entre ellos a un holandés del equipo colombiano Manzana Postobón que dice sentirse mexicano, porque su mujer lo es. Se llama Jetse Bol y durante buena parte de la etapa fue maillot rojo virtual.
Después de su ataque, nada volvió a ser lo mismo en el grupo de aventureros. También lo intentó Lluís Mas, sin progresión. Sí abrieron brecha, ya en el descenso del puerto, el austriaco Marco Haller y el kazajo Alexei Lutsenko. En su persecución se lanzó un grupo que incluía a Merhawi Kudus, un eritreo con mucha clase y dotes de escalador, y el propio Soler, que acabaron segundo y tercero. Resistió Lutsenko, un buen ciclista. Fue campeón del mundo sub-23 en Valkenburg 2012, tiene victorias de etapas en París-Niza y Suiza, y todavía está en edad de merecer: cumplirá 25 años el 7 de septiembre.