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Pittsburgh Steelers

James Conner, del cáncer al fenómeno vende camisetas

El running back de los Pittsburgh Steelers es un gran ídolo en la ciudad por haber jugado allí en la universidad y por haber vencido a la enfermedad.

Steelers head coach Mike Tomlin talks with running back James Conner during rookie minicamp Friday, May 12, 2017 at UPMC Rooney Sports Complex on the South Side. (Matt Freed/Post-Gazette)
Matt FreedMatt Freed/Post-Gazette

James Conner es el rookie de la NFL que más camisetas ha vendido. Para los que os estéis preguntando cómo eso es posible, bien porque Conner no os suene mucho (o nada) o bien porque creáis lógico que la gente que debería liderar ese ranking serían las estrellas, a saber, Leonard Fournette, Myles Garrett, Mitch Trubisky o similar, ahí va otro dato aún más sorprendente:

James Conner es el tercer jugador que más camisetas ha vendido este año en la NFL sólo superado por Dak Prescott y Tom Brady, quarterbacks respectivamente de los Dallas Cowboys y los New England Patriots. Ahora vuestra extrañeza será aún mayor, así que es bueno dar una explicación.

James Conner es un ídolo en Pittsburgh. Nació en Erie, Pensilvania, y decidió jugar como running back para la universidad de los Panthers de Pittsburgh. Ya en su primer año dejó claro que iba a ser una de las grandes estrella de ese equipo, y en la segunda desbordó las previsiones al alcanzar las 1765 yardas y los 26 touchdowns, lo que le valió para ser elegido como jugador del año de su conferencia, la ACC.

Sin embargo, fue en su tercer año en la universidad cuando sobrepasó el estatus de deportista querido para convertirse en imagen e icono de la ciudad. En el primer partido de aquel 2015 se lesionó de gravedad, lo que le impedía volver a jugar en la temporada y, en el proceso de rehabilitación, se le detectó un Linfoma de Hodgkin, el mismo tipo de cáncer que afectó, por ejemplo, al safety de los Kansas City Chiefs Eric Berry.

Conner se hizo fuerte en sus declaraciones, desafió a la enfermedad, optó por no tenerle miedo y aseguró que volvería a jugar al football.

Y lo hizo. En el 2016 estaba de nuevo en los emparrillados, libre del cáncer, y siendo un emblema y un héroe para los seguidores de Pittsburgh.

Por eso cuando los Steelers le escogieron con el número #105 del pasado draft, en tercera ronda, se cerró el círculo. Los aficionados del equipo universitario lo son también, en gran medida, del equipo profesional y, desde que se concretó el draft, se sucedieron las preguntas sobre qué número iba a vestir Conner. Tras confirmarse que sería el #30 se abrió la veda para la venta masiva de camisetas.

Así que a nadie podrá extrañar que en el Heinz Field de Pittsburgh, este año, se vean centenares de camisetas con el #30 detrás y el "Conner" encima de los números, aunque sea un running back rookie escogido en tercera ronda del draft.