¿Está el ritmo de los Warriors machacando a LeBron James?
La realidad es que los Cavs han sido mejores con quintetos pequeños, pero se hunden en las segundas partes de las Finales.
Ha cambiado todo. Todo menos el resultado después de dos partidos respecto a las Finales del año pasado. Los formatos, los quintetos, las intenciones e incluso algunos de los protagonistas. Algunos porque no han llegado (Kyrie, JR, Tristan Thompson) y otros porque acaban de llegar (Kevin Durant, Pachulia).
Pero dejemos a los protagonistas de lado para hablar de los ritmos, impulsados evidentemente por los diferentes formatos. El año pasado, los Cavaliers aguantaron el chaparrón inicial (2-0 y -48 en Oakland) para terminar logrando lo que no había logrado nadie en la historia de la NBA: remontar un 3-1 en unas Finales. Y lo hicieron subiendo la apuesta física, persiguiendo a los rapidísimos Warriors a través de los bloqueos y negando los tiros liberados de los mejores lanzadores del planeta. Lo hicieron ganando la batalla de las posesiones (Tristan Thompson) y también la del barro (la expulsión de Draymond Green, Dellavedova...). Salió absolutamente todo lo que podía salir (y nada de lo que intentaron los de la Bahía), claro. De no haber sido así, no hubieran remontado jamás un 3-1 al equipo del 73-9. La pregunta es: ¿y ahora qué?
Los Warriors son infinitamente mejores que hace 12 meses y los Cavs parecen, hasta ahora, un equipo venido a menos que ha perdido en confianza y en posibilidades gran parte de sus opciones antes de pisar su casa. ¿Dónde pueden trabajar los campeones para que crezcan sus opciones?
Una posibilidad son los ritmos. En las dos segundas partes que se han disputado hemos visto a un LeBron James agotado física y mentalmente (sin ideas y sin fuerzas). Los Cavaliers no han escondido que prefieren correr con los de Oakland, por raro que pueda parecer (son el mejor equipo en eficiencia ofensiva sin ser Top-5 en ritmo en estos playoffs), y de hecho han rendido mejor con pequeños que con grandes y mejor rápido que lento. Pero puede que tengan que cambiar de plan. Los Warriors son un animal diferente.
Según datos de Micah Adams (ESPN Stats&Info), LeBron nunca había tenido que jugar tan rápido en playoffs. Nunca en toda su carrera: de los 214 partidos que ha disputado, el ritmo jamás había llegado a las cotas de los dos primeros partidos de las Finales 2017. Y se está notando.
El rey anotó 16 puntos en la primera parte del segundo encuentro, todos en la pintura, sumando además 10 asistencias y seis rebotes. Lo consiguió con cinco entradas a canasta y ocho jugadas en transición. Estuvo pletórico en los primeros 24 minutos y su equipo aguantó. Después... no tanto: ninguna entrada y solo tres transiciones para cuatro puntos en la pintura. Cuando los Warriors buscan la estocada y pasan de cuarta a quinta (tercer cuarto), LeBron ya se ha quedado sin marchas. Si no llega un cubo de bebida energética en forma de ayuda de sus compañeros, a Lue no le va a quedar más remedio que intentar bajar el ritmo si quiere que James tenga algo que decir en las segundas partes ante un equipo con más confianza, más rápido y más profundo que además ya tiene el 2-0 a su favor.
Mucho Kyrie en la primera parte (tiene que aparecer), ayuda en forma de acierto exterior de los secundarios, defensa mega-física y a rezar. LeBron James tiene que llegar al 200% al fatídico tercer cuarto. Puede ser su única opción.