Los rookies de los Packers, ante una situación complicada
Las cuatro primeras elecciones del draft de los de Green Bay tendrán que responder, casi de forma inmediata, como soluciones a problemas enquistados.
Si nos fijamos en los problemas clásicos que asolan a los Green Bay Packers de la era Aaron Rodgers nos encontraremos con una lista que, año tras año, se parece un montón: secundaria, juego de carrera, cuerpo de linebackers. Con variaciones aquí y allá de campaña en campaña, esos tres huecos de la plantilla parecen perseguirles como una maldición gitana.
De la misma manera, y al igual que la inmensa mayoría de los equipos de la NFL, los Packers usan el draft para reforzar esos huecos. Al menos este año, porque es cierto que el general manager de la franquicia, Ted Thompson, ha tomado decisiones que no concordaban con lo que, desde fuera, se veían como elecciones obvias dadas sus necesidades. Con muchos matices, claro, que cada cual entenderá que había otros jugadores disponibles mejores y/o más adecuados para el sistema, hay que decir que las cinco primeras elecciones de Green Bay en este draft, todas ellas comprendidas entre la segunda y la cuarta ronda, van encaminados a solucionar sus perennes dolores de cabeza.
Entonces ¿cual es el problema? Pues el problema es que dando un vistazo a su plantilla da la sensación de que todos ellos tendrán que tener un rol importante en el equipo ya este mismo año. Y si eso es mucho pensar, mucho pedir, para un sólo rookie, imaginaos para cinco.
Sin presión, muchacho, pero como falles la hemos liado
El ejemplo paradigmático me parece Jamaal Williams. El running back de la universidad de BYU era uno de mis favoritos, de esos que conoce poca gente y te tiras el pisto, te haces el listo, porque le has visto jugar y te encanta. Cuando lo escogieron los Packers salté de alegría y confié a más de uno (y de dos) que creía que iba para crack y que era un robo.
Luego me paré a pensar.
¿Realmente un rookie de cuarta ronda puede caer en una situación peor? Es decir, el juego de carrera de los Packers ha sido mediocre estos años por muchos motivos. Empezando por el libro de jugadas, por las dudas de Mike McCarthy sobre si llevar él las riendas del ataque o no, por las tiranteces con Aaron Rodgers, por la capacidad de este para inventarse jugadas sobre la marcha y, ahora, podemos añadir el hecho de que han sustituido a Josh Sitton y T.J. Lang en los puestos de guard por Lane Taylor y lo que quede de Jahri Evans, que como caída de nivel en la OL no es poca cosa.
Ahí ha de encajar un corredor que, por supuesto, tiene defectos y ha de demostrar mucho, mucho para ser no ya relevante, sino si quiera tener snaps en la NFL. Los Packers sólo tienen a Ty Montgomery, que no deja de ser un receptor de slot reconvertido, en el puesto y, por lo tanto, a Jamaal Williams se le va a exigir una enormidad que veremos si es capaz de digerir en el training camp o se le atraganta.
Algo parecido se puede decir de Kevin King y Josh Jones. Dos segundas rondas para la secundaria. Tal y como se comportó la unidad el año pasado, un coladero infame en la mayor parte de los partidos, es de esperar que King tenga que ser no sólo titular sino decisivo en 2017. Para alguien que bordea primera ronda es una exigencia notable, pero justa.
Es en el caso de Josh Jones donde volvemos a toparnos con la expectativa desbocada. Aunque, en teoría, es free safety, y esa posición está más que cubierta con el gran Ha Ha Clinton-Dix, la flexibilidad y la polivalencia serán la nota común de una unidad que, estoy convencido, obligará a Jones (y a los demás) a moverse de sitio en sitio y a adaptarse a las circunstancias.
Montravius Adams para el nose tackle y Vince Biegel para el cuerpo de linebackers completan el quinteto de jugadores elegidos en el draft de los Packers para ocupar lugares de extrema necesidad que no tienen fichajes por delante y que, por lo tanto, se verán obligados a rendir como titulares establecidos casi desde el minuto uno.
La ecuación no es imposible, pero sí muy compleja. Depender de un montón de chavales para cubrir puestos tan sensibles, y que tanto han preocupado en época reciente a los Packers es una apuesta que invita a pensar en riesgos desmedidos. Y excitantes, eso también.