DeShone Kizer, entre el potencial y la desesperación
El quarterback de Notre Dame ha dejado alguno de los mejores pases de esa clase de QBs, pero también instantes en los que no entiendes nada.
Con el pick 52 los Cleveland Browns eligen a DeShone Kizer. El draft de los Browns ha sido impresionante. Sin pelear con nadie, y sin tener que subir, escogen a un QB con el mismo potencial que los que salieron en primera ronda, pero descargándole de la presión de ser elegido con el pick 1 de una equipo.
Lo digo sin remilgos, y a pesar de que sé que esto se me puede volver en contra a la voz de ya: DeShone Kizer es mi quarterback favorito de esta promoción. Lo es porque le he visto dar alguno de los mejores pases de los últimos dos años en la NCAA y porque le he visto dominar partidos en la universidad de Notre Dame con asombrosos instantes.
Sin embargo, también sé que ha acabado sacando de quicio a muchos. Entre ellos, y principalmente, a su entrenador, Brian Kelly, que insiste en decir que aún le falta mucho, amén de que lo mandó al banquillo el año pasado demasiadas veces. Cuando tu propio entrenador no cree en ti, algo serio pasa ahí.
Físicamente lo tiene todo. Le falta, claro, leer mejor el campo y entender el juego en toda su complejidad, así como las defensas que se le plantan delante, pero como talento completo, desde el cuerpo al brazo, me parece una mezcla digna de, al menos, intentarlo con él.