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¿No queríais draft? Pues tomad, dos tazas

Durante la década de los 60 se celebraban dos draft en el football profesional de los Estados Unidos: El de la NFL y el de la AFL.

¿No queríais draft? Pues tomad, dos tazas

Draft-Time. Y para celebrarlo, les propongo un número de prestidigitación. Les voy a repartir seis cartas con los seis ases de una imaginaria baraja, ahí van: Tommy Mason, Ernie Davis, Terry Baker, Dave Parks, Tucker Frederickson y Tommy Nobis. Las seis primeras elecciones de los drafts celebrados entre 1961 y 1966. A continuación, recogeré los naipes, los barajaré con el resto de cartas del mazo y volveré a sacar los seis ases, aquí están: Bob Gaiters, Roman Gabriel, Buck Buchanan, Jack Conncanon, Joe Namath, y Jim Grabowski…¡chanchanchan! los ases han cambiado de nombre y de rostro. Extraordinario, me siento el Mago Tamariz.

En realidad no hay ningún truco. Sencillamente, durante aquellos años, el gridiron profesional celebró dos ceremonias de selección de prospectos: una, la todopoderosa NFL y otra, la emergente American Football League (AFL). En efecto, entre 1960 y 1966, la irrepetible AFL –tengo debilidad por esta competición, que quieren- celebró su propio draft, con sus peculiaridades, sus normas y sus propios procedimientos y del que surgieron algunos míticos nombres que ahora les propongo recuperar. No obstante, y para los escasos lectores que no recuerden bien lo que fue aquella competición, una síntesis.

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1959 fue año de grandes convulsiones. A la repentina muerte durante un Eagles-Steelers del comisionado Bert Bell, se une la gestación de un nuevo y poderoso cisma en el seno del football profesional. El magnate petrolero Lamar Hunt, después de que el finado Bell rechazara su propuesta de expansión de la NFL, crea ese mismo año la AFL, logrando reunir dos divisiones con las siguientes franquicias para la temporada de 1960: División Oeste: Dallas Texans/Kansas City Chiefs; Denver Broncos; LA-San Diego Chargers y Oakland Raiders - en 1968 se incorporaría a esta División los Cincinnati Bengals-. División Este: Boston Patriots; Buffalo Bills; Houston Oilers; Miami Dolphins y New York Titans-Jets.

En junio de 1960, la AFL firma un contrato de cesión de derechos televisivos con la ABC, que le reportaría anualmente 2.125.000 de dólares, toda una revolución en materia de contratos televisivos, inaugurándose la temporada regular el 9 de septiembre de 1960, con el partido disputado en el Nickerson Field entre Denver y Boston, en el que vencieron los Broncos por 13 a 10. Aquella primera temporada de la AFL tuvo como campeón a los Houston Oilers de Blanda y Cannon, que vencieron 24 a 16 a los Chargers de Los Angeles, que al año siguiente se trasladarían definitivamente a la vecina San Diego. Esta primera temporada, desde el punto de vista de la asistencia a los estadios, y en comparación con la NFL, puso de manifiesto el todavía precario interés que suscitaban estas franquicias en comparación con los equipos más asentados de la liga rival.

La AFL, aunque económicamente más débil, comienza sin embargo a alcanzar unos niveles de excelencia iguales o superiores a los de la NFL, toda vez que, por un lado, logra nutrirse de excepcionales jugadores procedentes de pequeñas universidades e instituciones de numerosa presencia negra –vetada en la NFL- que enriquece la competición. Y por otra, introduce algunos cambios reglamentarios que a la postre, alcanzarán su vigencia hasta nuestros días, como la posibilidad de conversión por dos puntos tras touchdown; los nombres impresos en las camisetas o los acuerdos televisivos globales. Y, cómo no, la aparición en 1965 de Joe Namath, incrementó los niveles de audiencia de la AFL hasta niveles inauditos, pudiendo considerarse la primera estrella mediática deportiva de la historia.

De él hablaremos con algún detalle más adelante. Mientras, los Oilers vuelven a ganar el título en 1961 a unos Chargers, ya establecidos en San Diego, que alcanzarían también la final en los años 1963,1964 y 1965, merced a la sabiduría de Sid Gillman, que revolucionó el juego de ataque y cuyo legado se mantiene intacto en muchos de los actuales head coaches en activo. El inolvidable conjunto californiano sólo se ausentó de la final en 1962, donde se vieron las caras los Texans de Dallas y los bicampeones de Houston, en la que es aún la final de football profesional más larga de la historia, con dos prórrogas jugadas y victoria de los texanos.

En 1963, los vigentes campeones se trasladan a Kansas, habida cuenta la desigual competencia comercial con los Cowboys, y son rebautizados como Kansas City Chiefs en honor de alcalde de esa ciudad, el Chief Harold Roe Bartle. Como ya dijimos, esta temporada alcanzaron el título los Chargers, quienes retaron de manera oficial a los Chicago Bears, campeones de la NFL, para dirimir el mejor equipo nacional. Pete Rozelle, el comisionado de la NFL que había sustituido a Bell, rechazó una propuesta que, más tarde que pronto, iba a ser una realidad. Y curiosamente, iba a cuajar a instancia, no de la AFL sino de la poderosa NFL, que observaba inquieta el crecimiento de su competición rival. De esta forma, el 8 de junio de 1966 se anuncia un acuerdo de fusión, por el cual se establecen una serie de indemnizaciones a franquicias de la NFL en cuyas ciudades se incorporan equipos de la AFL, como Giants o 49ers, que reciben a Jets o Raiders; se unifica el draft; se mantienen los calendarios de partidos por separado, disputándose al final de la temporada un partido que decidirá el campeón entre los ganadores de la NFL y la AFL. Había nacido el Super Bowl.

En 1970, la fusión sería completa, jugándose una sola liga, con dos Conferencias, la Nacional y la Americana –cuyos ganadores son acreditados por los trofeos George Halas y Lamar Hunt- respetándose el libro de récords de la absorbida, extremo que no ocurrió con fusiones anteriores, privando así a jugadores como Otto Graham de su verdadero y completo ranking deportivo. Los que sostenían que el nivel de la AFL era inferior al de la NFL, vieron corroborado su (pre)juicio en esta primera temporada unificada, pues los Packers se alzaban el 15 de enero de 1967, en el Memorial Coliseum de Los Angeles, con la primera Super Bowl al derrotar a los Chiefs por un contundente 35 a 10, que se habían hecho acreedores de representar a la AFL derrotando a los Buffalo Bills quince días antes. La temporada siguiente, los queseros de Green Bay revalidaban el título, esta vez frente a los Raiders, confirmándose así el dominio de los conjuntos de la NFL sobre los de la AFL…hasta que llegó Joe Namath y dijo aquello de Wait a minute, let's hold on. You Baltimore guys have been talking all week, but I've got news for you, buddy. We're gonna win the game. I guarantee it. Aquel 12 de enero pasará la historia como la vez primera en un equipo de la AFL derrotó a otro de la NFL, arrebatándoles el Super Bowl, en lo que es considerado uno de los grandes hitos deportivos de la historia de los Estados Unidos.

Cerrado este exordio, conviene aclarar algunos conceptos en torno a este draft. Ténganse en cuenta que en 1960, la AFL era un proyecto atractivo pero hueco. Los equipos únicamente disponían de front office, nombre y logo, careciendo de los más importante, los jugadores. Por ello, la manera de abastecer a las franquicias, se fijó de dos maneras diferentes: a través de la firma de agentes libres (jugadores cuyos contratos en otras ligas profesionales de fútbol habían expirado o que no tenían experiencia profesional) y mediante la contratación de jugadores universitarios que la soberbia NFL despreciara (universidades pequeñas y aquellas con estudiantes negros en sus campus, como ya vimos).

De esta forma, en el Nicollette Hotel de la ciudad de Minneapolis, los días 22 y 23 de noviembre y 2 de diciembre de 1959 (en Dallas) para una selección adicional, se celebró el primer draft de la AFL, sin prelación de orden y estructurándose de la siguiente forma: un primer draft territorial, donde los ocho equipos fundadores (Boston, Buffalo, Dallas, Denver, Houston, Los Angeles, Nueva York y Minnessota [y Oakland después]) eligieron un prospecto de alguna de las universidades de su entorno, destacando la selección de Don Meredith (SMU) por parte de los Texans de Dallas.

A continuación, cada franquicia seleccionó su roster en el draft regular, culminando este embrionario proceso con el conocido como allocation draft, por el que los siete equipos de la AFL congelaron once jugadores cada uno, y Oakland, el octavo conjunto, seleccionó un total de veinticuatro jugadores de entre los «unfrozen» restantes. Este sistema, evidentemente, auguraba que los Raiders tendrían el peor equipo en la AFL en su primer año. A pesar de ello, lograron firmar a las futuras estrellas Jim Otto y Wayne Hawkins.

De este alambicado primer draft, surgieron futuros Famers como el citado Otto o el poderoso OT Ron Mix, «The Intellectual Assasin», dado que a su poderoso juego físico unía un doctorado en Leyes por la USC.

Boston fue la primera franquicia en elegir en el draft de 1961, celebrado en los días 21-22 de noviembre (telefónicamente) y 5-6 de diciembre (en el Statler-Hilton Hotel de Dallas) de 1960, siendo el halfback Bob Gaiters el primer # 1 de la historia, elegido por Denver, tras la cesión del pick por parte de los Patriots. De este segundo draft surgieron dos Famers: Billy Shaw, el único jugador profesional con busto en Canton que nunca jugó en la NFL, y el inolvidable Frank Tarkenton, que si bien fue elegido en la quinta ronda por Boston, también lo fue en el draft de la NFL del mismo año por Vikings con el número 29, firmando finalmente por la franquicia vikinga, donde debutó estableciendo un record que se ha mantenido hasta 2015, cuando Marcus Mariotta, también en su debut, lanzó para cuatro touchdowns.

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El 2 de diciembre de 1961, de nuevo en el el Statler-Hilton Hotel texano fue elegido por los Raiders como #1 de draft el formidable quarterback Roman Gabriel, la primera gran estrella del gridiron de origen filipino. Pero no fue la única. Con el #13, Boston eligió a Nick Buoniconti, el tremendo linebacker italoamericano que ingresó en el Salón de la Fama en 2001. Asimismo, en aquel draft fue seleccionado por los Broncos y con el #2, el legendario granjero Jonathan Garvey de la Casa de la Pradera, más conocido como Merlin Olsen, un carismático actor pero mucho mejor tackle, que acumuló premios y reconocimientos en su carrera en los Rams de la NFL, al renunciar a la AFL en 1962.

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Finalmente, como no recordar a Lance Alworth, el primer receptor de la AFL portada del Sports Illustred, cuya carrera se desarrolló fundamentalmente con los Chargers, siendo campeón tanto de la NFL como de la AFL, All Star en siete ocasiones, jugador del año de 1963, líder en recepciones dela AFL y cuyo dorsal, el 19, es uno de los únicos cuatro retirados por Chargers.

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Otra vez el Hilton de Commerce St. es el hotel elegido el 1 de diciembre de 1962 para ser el anfitrión del draft de 1963, donde el #1, seleccionado por Kansas, cumplió largamente con las expectativas depositadas en él. Esta selección puede definirse como paradigmática de la naturaleza de la AFL. Buck Buchanan, el extraordinario DT elegido por los Chiefs, primer jugador negro en ser encabezar cualquier draft profesional, provenía de una pequeña universidad pública negra, Grambling, que sin embargo tanta gloria ha dispensado a este deporte, no en vano, de

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esta pequeña institución de Luisiana han surgido chaquetas doradas de la categoría de Willie Brown, Willie Davies o Charlie Joiner. Fíjense, ese mismo año, en el draft de la NFL, Buchanan fue seleccionado por Green Bay con el #265. Jugador con una capacidad de intimidación brutal, formó parte de los Chiefs que ganaron el Super Bowl IV. Un cáncer le impidió enfundarse la chaqueta dorada que recibió póstumamente en 1996. De esta misma cosecha es por cierto Bobby Bell, también de raza negra, asimismo procedente de una pequeña universidad de Minnesota y compañero en defensa de los gloriosos Chiefs de 1970.

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Otro linebacker temible, Dave Robinson, al contrario que sus colegas Buchanan y Bell, y a pesar de haber sido seleccionado por los Chargers con el #17, optó por firmar con Green Bay, donde logró dos anillos a las órdenes de Lombardi. El mismo camino que tomó el tight end John Mackey, seleccionado con el #35 por Jets, que optó por el lustre de unos Colts con quienes ganaría un anillo en el V Super Bowl.

En 1964, la sede del draft cambia de escenario y elige el glamour del Waldorf-Astoria neoyorquino, siendo esta edición cuando el salto de calidad en los prospectos elegidos es exponencial. Nada menos que nueve de los seleccionados serán con el tiempo Famers, entre los que no se encontraba el que fuese #1 el draft, el vulgar quarterback John Concannon. Ahora bien, nótese que de los nueve jugadores seleccionados por franquicias de la AFL, ninguno de ellos recalaría finalmente en ninguna de ellas, optando por firmar sus respectivos contratos con los equipos de la NFL que les eligieron, lo que enfatiza el aún poderoso atractivo de las franquicias de la NFL sobre sus rivales. Estamos hablando de Bob Brown, Carl Eller, Charley Taylor, Paul Warfield, Dave Wilcox, Mel Renfro, Paul Krause, y los estelares Bon Hayes –el gran Bullet Bob, oro en los 100 lisos de Tokio 1964- y Roger «Captain America» Staubach quienes, como todo el mundo sabe, prefirieron los Cowboys a Denver y Kansas, respectivamente.

1965 es el punto de inflexión en la historia de la AFL. El 28 de noviembre de 1964, se celebran simultáneamente los drafts de la NFL y AFL. El primero en el Summit Hotel de Nueva York, el segundo, en el Waldorf. En la 51 con Lexington, los Giants de Mara eligen como #1 al versátil runningback Tucker Frederickson. En el 301 de Park Avenue, a esa misma hora, los vecinos de Queens, seleccionan como #1 a la sensación de los Crimson Tide: Joe Namath, quien a su vez había sido elegido por los Rams de la NFL con el #12 (donde acabaría su carrera profesional, con ese mismo guarismo a la espalda). Namath, ante un contrato por tres años y 427.000 dólares –record profesional del momento, decide quedarse en Flushing. Ha muerto Joe Namath, viva Broadway Joe. El impacto de este jugador en la competición fue sencillamente brutal. Ha habido y habrá veinte, treinta o cuarenta quarterbacks mejores que Joe Namath, pero muy pocos han ejercido sobre el juego y el devenir de la competición una influencia tan poderosa como la que supuso su aparición, pero no derivado de su mediocre rating, sino de una personalidad absolutamente consecuente e íntegra, de una manera de ser y comportarse dentro y fuera del turf que rápidamente fue captada por el público, quien veía en ese chico dentón un tipo real, auténtico, un líder al que no le avergonzaba manifestar su amor por el football, el dinero, el lujo, el vodka y las chicas…joder, como a todo el mundo coño.

De aquella hornada de 1965, únicamente el grandísimo Biletnikoff jugó en la AFL, convirtiéndose en el receptor favorito de la Cobra Stabler en la Bahía. Los otros dos Famers de aquel draft, Sayers y el temible Butkus, eligieron la NFL, con buen aprovechamiento, por cierto.

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El último draft de la AFL antes del Merger tuvo como escenario de nuevo el Waldorf, con Jim Grabowski como #1 y un único elegido que alcanzara la gloria de Canton. Y paradójicamente, en la Tercera Ronda del Red Shirt Draft. Redshirt, en el deporte universitario de los Estados Unidos, es la forma de referirse a la suspensión de la actividad competitiva de un deportista para alargar su período de elegibilidad. De esta forma, los teóricos cuatro años de elegibilidad, pueden convertirse en cinco, el año redshirt, en el cual el prospecto pueden asistir a clases en la universidad, entrenar con un equipo, pero no competir. El origen del término se lo debemos a Warren Alfson, de la universidad de Nebraska quien, en 1937, solicitó entrenar pero no jugar, vistiendo la típica zamarra escarlata de los Cornhuskers sin dorsal.

Nos referimos claro está a Jan Stnerud, el noruego mágico. El primer jugador escandinavo en triunfar como placekicker profesional, primero en su posición en enfundarse una chaqueta dorada y continuador del estilo soccer en el pateo que introdujo el húngaro Gogolak en el gridiron. Tiene su número retirado en Kansas y forma parte del Hall of Fame de los Packers.

Y llegamos al año del Merger. La unificación de las dos competiciones provocó que el draft se unificara, alternándose en las elecciones las franquicias de la AFL y de la NFL. Ese primer año de unificación, se modificaron las fechas, señalándose los días 14-15 de marzo de 1967 para el evento, que se celebró en el Gotham Hotel de la Gran Manzana. Llama poderosamente la atención que en aquel draft, de los ocho futuros Famers que fueron seleccionados, nada menos que seis, lo fueron por conjuntos del AFL (Griese, Little, Page, Upshaw, Lanier y Houston), poniendo en evidencia la eficacia del scouting de la NFL.

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Al año siguiente, de nuevo los ojeadores de la AFL se llevaron el mejor género, seleccionando a monstruos de la talla de Larry Csonka, Ken Stabler, Art Shell o Elvin Bethea.

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28 de enero de 1969. Belmont Hotel de Nueva York. La primera elección le corresponde a Buffalo, y elige a… OJ Simpson. Toda vez que el draft de 1970 ya no discriminó entre equipos de una y otra competición, puede decirse que la historia de los draft de la AFL no pudo acabar con más prestigio que con la selección por un conjunto de la AFL de unos de los tres mejores running backs de siempre

Cuando lean esta pieza, sabremos si finalmente Myles Garrett es el #1 de este año. Hace cincuenta años, en el Merger Draft de 1967, el elegido fue el inolvidable DT Bubba Smith, mucho peor en el Combine que la bestia de los Aggies, pero mucho mejor actor…

FOTO BUBBA SMITH 28