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New York Jets

Los Jets miran ya a 2018 mientras siguen buscando QB

El equipo de Nueva York lleva más de una década gastando recursos en quarterbacks que no funcionan y afronta un año que pinta muy duro.

Los Jets miran ya a 2018 mientras siguen buscando QB

En cada uno de los últimos cuatros drafts, los New York Jets han escogido a un quarterback. Es más, en los últimos nueve años, han escogido a siete. Y a nadie le extrañará si en este 2017 suman uno más a esta lista de grandes fracasos. Nadie en la NFL, en este periodo, ha gastado tantos recursos en la posición suprema del juego. ¿El resultado? Ahora mismo aparece como titular más probable Josh McCown, veterano de mil batallas y muy pocas victorias.

¿Cómo han podido llegar a esta situación? Y, más importante ¿a dónde les conduce?

A la primera pregunta es fácil responder: han perdido el norte. En la NFL o bien tienes tu Qb titular ya establecido o bien es tu primera prioridad. Los equipos que están en la segunda situación deben ser muy cuidadosos en sus movimientos; pueden tratar de poner parches, de no atarse en contratos largos, de buscar veteranos confiables, de no volver loco a algún chaval, de no exigir grandes actuaciones inmediatas... lo que sea salvo lo que han hecho los Jets: ir a la ruleta cada año a jugarse una rondita a ver qué pasa.

Error. Y grave.

Yendo a los últimos cuatro años, sólo uno de los QBs fue un tiro al aire. Se trata de Tajh Boyd, que fue sexta ronda. Nadie esperaba nada de él y ya no está en el equipo. Pero Geno Smith fue segunda ronda, Christian Hackenberg también y Bryce Petty costó una tercera. Es una inversión potente en cada uno de ellos. Y en modo alguno se ha trabajado la situación no ya para darles alguna oportunidad de ser titulares en la liga sino para que tuvieran una mínima opción.

Y no me estoy refiriendo al clásico "que aprendan en los entrenamientos y en la banda", asunto en el que no creo, sino en la confianza y el trabajo táctico necesario para aprovechar sus virtudes y que se sientan cómodos en un pocket.

Geno Smith sí que tuvo ciertas oportunidades, pero siempre bajo el ojo del huracán. No obstante, nunca rindió como una segunda ronda y es lógico que esté fuera del equipo. Pero ni Hackenberg ni Petty han sido tratados con el más mínimo cuidado, un cuidado exigible en la situación del equipo y del puesto.

Ha de recaer sobre Todd Bowles la responsabilidad de que no tengamos ni la más remota idea de si tienen capacidad para jugar en la NFL ninguno de los dos. Podemos sospecharlo. Lo cierto es que ambos fueron elegidos en el draft mucho antes de lo que me parece prudente que se hiciera, pero no es el primer caso (ni el segundo) de jugadores que sobrepasan las expectativas. Bowles se ha negado a ofrecerles la más mínima oportnidad y, ahora, les mete a McCown, que no aporta nada a un equipo en la situación de los Jets, para decirles que seguirán sin ningún diseño especial para su caso.

Son, a todas luces, elecciones del draft lanzadas a la aventura, y que sea lo que Dios quiera. Mal asunto cuando son proyectos de jugadores a medio hacer, con muchas lagunas entre sus seguras virtudes, y en un contexto de zozobra general en la franquicia.

Es como si estuviesen pensando ya en 2018. Más allá del sinsentido en la posición de QB, han dejado marchar a veteranos como Mangold, Revis, Clady o Marshall y se han mostrado muy poco activos en la agencia libre. Y eso en un equipo que dio síntomas claros de agotamiento en 2016.

Encaja menos aún si tenemos en cuenta que Bowles se está jugando el puesto esta temporada. Se lo está jugando sin fichajes, con la pérdida de veteranos en el vestuario y con una situación incómoda en el puesto de QB, donde la inversión en el draft cae en saco roto una y otra vez por la negativa de su entrenador a ni siquiera intentar nada con ellos.

Es posible que ese sea uno de los puntos de fricción entre Bowles y la oficina del general manager, porque sino resulta inexplicable lo que está sucediendo en la franquicia. Nadie mete tantos QBs nuevos en su plantilla año tras año, nadie escoge tantos en el draft en la última década, en los últimos cuatro años si nos ceñimos al actual régimen y, sin embargo, en ninguna otra franquicia hay tan poco empeño en probarles, en mover piezas a su alrededor, en mostrarles que son parte del grupo y del futuro. 2017 tampoco parece que eso vaya a cambiar y la idea general que se transmite es que Todd Bowles es un serio candidato a ser despedido... y que en 2018 volverán a draftear a su QB franquicia. Otro más.