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Previas MLB 2017: San Diego Padres

Su esencia: El patito feo de California

Los San Diego Padres tienen como sede una ciudad que no destaca precisamente por sus éxitos a nivel deportivo.

La edición número 87 del All-Star de la MLB se disputó en 2016 en el Petco Park.
Sean M. HaffeyAFP

San Diego es una ciudad limpia, con una espectacular playa y un clima perfecto. Algún defecto debía de tener y es precisamente su equipo de béisbol. Los Padres no han tenido una vida fácil, por decirlo de la mejor manera posible. En sus primeros 28 años de vida, solo hicieron dos viajes a playoffs y en solo ocho de esos años finalizaron con más triunfos que derrotas. A la fecha solo conocen el trofeo de campeón por fotografías luego de haber perdido las dos Series Mundiales que han disputado (1984 ante Detroit y 1998 ante los Yankees). Su última etapa ganadora fue con viajes consecutivos a los playoffs en 2005 y 2006. Lo único de lo que pueden jactarse es de haber sido casa del legendario “Mr. Padre” Tony Gwynn.

Propietario: Ron Fowler **

Es bueno que el dueño operativo de los Padres también sea el director general de una distribuidora de cerveza, porque en el estado que luce el equipo, sus aficionados van a necesitar mucha. Fowler llegó 2012 y no conoce lo que es una temporada ganadora, pero cuenta con buenos prospectos para iniciar una lenta reconstrucción. 

General manager: A.J. Preller **

Preller fue compañero de fraternidad de Jon Daniels, gerente de los Rangers, en la Universidad de Cornell, de la que se graduó con los máximos honores. Sin embargo, sus logros académicos no se han reflejado en éxito deportivo, ni tampoco ha podido alcanzar los niveles de Daniels. Tras su nombramiento como gerente con los Padres, Preller hizo una serie de movimientos para convertirle en protagonista instantáneo, adquiriendo a Matt Kemp, James Shields y otras figuras, que no llevaron al equipo al nivel esperado. Ahora está en un proceso de reconstrucción desde cero con una base de prospectos interesantes, pero que no rendirán frutos inmediatos.

Entrenador: Andy Green **

Como pelotero, Green fue uno de esos jugadores versátiles que se defendía en la posición que fuera necesaria. Ahora, tendrá que echar mano de esa misma versatilidad con un equipo con un claro déficit de talento y experiencia. Su equipo de coaches tiene esa misma desventaja en donde solo destaca Mark McGwire como coach de banca. Con tan solo 40 años de edad, Green ya suma un año de experiencia en el cargo y deberá utilizar ese aprendizaje para desarrollar a talentos interesantes como Margot, Renfroe, el pitcher Anderson Espinoza y una camada de jugadores jóvenes que sin duda tendrán muchas oportunidades de probarse en el máximo nivel. 

Su gran estrella: Clayton Richard

El zurdo de 32 años de edad se ha visto aquejado por las lesiones durante gran parte de su carrera, pero en las pocas ocasiones en que se ha mantenido saludable ha probado su efectividad sin ser espectacular. El único aspecto preocupante es su falta de control. 

Estrella ofensiva: Wil Myers

Con tan solo 26 años de edad, Myers pudo dar muestra de todo su talento en su primera campaña completa desde su año de novato, debido a que en 2014 y 2015 se mantuvo aquejado por lesiones. La campaña anterior fue a su primer Juego de Estrellas y fue el único en dar la cara en la peor ofensiva de la Liga Nacional. Disparó 28 batazos de vuelta entera con 94 llevadas al plato. Por si fuera poco también se robó 28 bases, prácticamente duplicando su total de las tres temporadas anteriores. Como todo bateador de poder, aqueja un problema de exceso de ponches y esta temporada no gozará con el privilegio de la protección en el lineup que le brindaban Melvin Upton y Matt Kemp, pero su curva de aprendizaje aún no alcanza el tope. 

Pitcher estrella: Jered Weaver

Durante los primeros nueve años de su carrera en Grandes Ligas, todo el año que pasó en sucursales y su trayectoria como estudiante, Weaver fue uno de los lanzadores más dominantes. Sin embargo, algo drástico sucedió en 2015, cuando el derecho perdió repentinamente unas cinco millas en su recta y se volvió en una presa fácil de los bateadores. Entre 2010 y 2012 fue tres veces al Juego de Estrellas y se ubicó entre los cinco primeros en la votación al Cy Young, pero sus últimas dos temporadas hacen que esos momentos se vuelvan recuerdos lejanos. En los últimos dos años, el espigado californiano apenas presume una foja de 19-24 con 4.85 de carreras limpias. Es por eso que San Diego lo pudo adquirir por tan solo tres millones. 

Petco Park: El paraíso del lanzador

Sin duda uno de los parques más bonitos de la Gran Carpa, es hasta ahora una casa que no merece un equipo que ha luchado por protagonismo desde su existencia. Bajo la mirada vigilante de Tony Gwynn, en una estatua en jardín central, los Padres no han gozado de mucho éxito en Petco. Pero al menos los aficionados pueden deleitarse con paisajes que van desde el centro de la ciudad hasta la bahía de San Diego. Nada mal. Fue aquí donde Barry Bonds pegó su jonrón 755 para empatar a Hank Aaron.

Propicio para los pitchers

A pesar de los cambios en 2012, sigue siendo un escenario favorable para los pitchers aunque ya no es tan extremo. Los zurdos no tenían muchas opciones antaño, pero ahora es más neutral. Presenta el sexto mejor factor para los strikeouts en la MLB.

 

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