Los ricos también lloran (pero menos)

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Hace cuatro años que los aficionados de los New York Yankees no ven a su equipo ganar un partido de playoff. Tal sentencia parecería ciencia-ficción hace, eso, poco menos de un lustro. Porque el Imperio del Mal, los Señores de los Anillos, el equipo del dinero infinito, no podría caer en algo tan mundano y cíclico como es una reconstrucción.

Pues ya veis. Los ricos también lloran. Aunque un poco menos que los demás, he de decir.

Porque es cierto que este equipo, a no ser que se salte todos los pronósticos, no parece destinado a estar jugando en octubre tampoco en 2017 y, sin embargo, ya ha encontrado a la piedra fundacional sobre la que asentar el equipo competente que vendrá. Se llama Gary Sánchez.

El chico tuvo un año rookie de los de volverte la cabeza del revés, anotando home runs como si los regalasen, con un OPS por encima de 1.000 y uno de los brazos más impresionantes que se han visto en un catcher. Alguien que merece el dinero de la entrada al estadio del Bronx y permite soñar con un futuro maravilloso y luminoso.

A eso hay que añadir que en los movimientos de los viejos veteranos, la oficina ténica del equipo ha conseguido convertir lo que era un sistema de formación, de granjas, de lo más normalito en uno de los mejores de toda la MLB, sino el mejor. Y es que hasta en eso están acertados los villanos cuando se trata de reconstruir.

Sumémosle a todo lo anterior que han recuperado a Aroldis Chapman, con el contrato más alto jamás firmado por un closer, y convengamos que hay una bonita luz al final del túnel de los New York Yankees.

Y, sin embargo... sin embargo este equipo aún adolece de los mismos defectos que las últimas temporadas y que, inevitablemente, han de morderles en el trasero a lo largo de la temporada.

Esos problemas son, para empezar, una rotación titular de pitchers que genera un montón de dudas, más allá de Masahiro Tanaka, ya convertido en su mejor lanzador y el único del que te puedes esperar una gran temporada, con más de 200 entradas lanzadas.

Y, para seguir, una serie de veteranos que hace tiempo que no rinden como hacían ni, por supuesto, se les espera por la senda de la recuperación ya que sus mejores años quedaron atrás.

Así que, sí, los Yankees están reconstruyéndose muy bien, y con destellos estelares. Pero, aún así, siguen siendo un equipo que tiene demasiados agujeros como para ser contendiente.

El detalle histórico

Atrás quedaron los grandes contratos y los grandes años de Alex Rodríguez, Mark Teixeira, Brian McCann y Carlos Beltrán. La nueva ola de los Yankees está en manos de Gary Sánchez, quien casi sin ayuda metió a Nueva York en la conversación de playoffs la temporada pasada y reavivó las expectativas para este año. Ahora no está solo, Aaron Judge, Greg Bird y un grupo de jóvenes lo respaldan en su objetivo de pisar el acelerador en una reconstrucción a la que el equipo simplemente no está acostumbrado.

Las tres claves del equipo

1. Sánchez. El dominicano disparó 20 jonrones tuvo 1.032 de OPS en sus primeros 53 juegos en Grandes Ligas, y aunque esperar que mantenga esa producción en su primer año completo, los Yankees anticipan que Sánchez sea la bujía de una ofensiva joven y dinámica.

2. Designados. El año anterior Joe Girardi tuvo toda clase de problemas con la producción de sus bateadores designados. La llegada de los veteranos Matt Holiday y Chris Carter debe poner fin a esos dolores de cabeza. Aunque de que se van a ponchar, se van a ponchar.

3. Abridores: Una de las principales razones por las que 2016 fue una temporada corta para los estándares del equipo fue el bajo rendimiento de sus abridores. Michael Pineda y Luis Severino deben repuntar o la nueva campaña podría ser más de lo mismo para Girardi.

Lo mejor

1. Un futuro brillante con Sánchez, Judge y el shortstop Gleyber Torres.

2. La recta final de los juegos está segura con Chapman, Dellin Betances y Tyler Clippard.

3. Chris Carter y sus 41 HR llegan a los Yankees, para ser suplentes. Profundidad.

Lo peor

1. Fuera de Tanaka, la rotación con Severino, Sabathia y Pineda genera muchas dudas.

2. El contrato de Jacoby Ellsbury por 153 millones se ve peor con cada año que pasa.

3. Jugar en los Yankees no es para cualquiera y esa presión podría pesar en los jóvenes.

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