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El hombre y la tierra

Arian Foster (cree que) ganaría a un lobo en combate 1 contra 1

El ex jugador de la NFL considera que el animal sólo tiene un arma, que son sus dientes, y que el tiene la inteligencia de su lado. Sí, lo dice en serio.
Vikings-Eagles

Arian Foster (cree que) ganaría a un lobo en combate 1 contra 1

Arian Foster cree que ganaría a un lobo en combate uno contra uno. No, en serio. No, de verdad. Que sí.

Os recomiendo coger ese tuit, leerlo y, a partir de ahí, seguir con una serie de descacharrantes mensajes por parte del ex jugador de la NFL y sus seguidores.

Porque lo que empezó siendo una broma (o no) acabó siendo una batalla argumental de poder a poder en la que, me siento un poco sucio diciendo esto, Foster acabó ganando a sus rivales. Uno a uno derrotó a los trolls y listillos de twitter con poso e inteligencia. Tanto que, Dios me perdone, ahora creo que podría ganar a un lobo en un combate uno contra uno.

Y es que Foster apenas si tuvo que tirar del argumento de que ha sido un atleta profesional o de haber acudido a cuatro Pro Bowls en su carrera como running back de los Houston Texans. Que tiro de él, sí, pero a cuentagotas y como martillo pilón para destrozar a algún tuitero especialmente pesado.

Lo que hizo, y con gran solvencia, fue explicar como atraería al lobo para que usase sus dientes contra un brazo protegido, preferiblemente el izquierdo. Una vez que el animal hubiese gastado su única arma, los dientes, y estuviese con la boca inmovilizada en una presa de poca relevancia como un brazo protegido, Arian procedería a utilizar el poder definitivo que la evolución le ha concedido en esta batalla: los pulgares.

Sin ellos, el lobo está indefenso. Con ellos, Foster puede ahogarle, cogerle y usarlos como su inteligencia, la otra gran diferencia evolutiva, le guiase. Y, así, vencerle en combate directo.

Arian Foster fue un jugador no drafteado que, contra todo pronóstico, consiguió establecerse en la NFL como titular, tener una muy buena carrera y llegar a ser estrella de un deporte en el que nadie le daba una oportunidad. Por si acaso, yo no apostaría por el lobo.