Blair Walsh, Steven Hauschka y una decisión extraña en Seattle

En este mundo impersonal del siglo XXI están desapareciendo las segundas oportunidades. Fracaso y puntilla se están convirtiendo en sinónimos. El que cae no tiene posibilidad de levantarse, porque la cuenta de diez se ha vuelto meteórica, y no queda más remedio que bajar la cabeza, comerse el orgullo y reinventarse.

Por eso, sorprende el fichaje de Blair Walsh por los Seahawks. Incluso tranquiliza e inspira. A veces sí que puede haber una segunda oportunidad. En ocasiones sí puedes levantarte y volver a andar. Aunque, sin embargo, creo que esta historia tiene mucho truco y poco de edificante.

No ha trascendido el contrato que han firmado Walsh y Seattle. Pero sospecho que es el mínimo para un kicker veterano en su sexta temporada. Y tampoco tengo muy claro que Walsh vaya a ser el kicker titular de un aspirante al anillo como Seattle en 2017. Creo que simplemente era el tipo que pasaba por allí cuando Hauschka y John Schneider, general manager de Seattle, se estaban lanzando platos en la cocina.

Hauschka, uno de los mejores

Hauschka es uno de los mejores kickers de la NFL. Incluso este año, que no ha estado especialmente inspirado, ha conseguido el tercer mejor porcentaje de su carrera con un 89,2% de field goals metidos entre palos. Sin embargo, sus números en extra points han sido casi desastrosos. Un 82,9% de efectividad con 29 enchufados de 35 intentos. Ese yin yang estadístico provoca que haya sido el tercer mejor kicker de la NFL (para jugadores con más de 30 intentos de field goal), pero el cuarto peor de toda la liga en efectividad de extra points. Curiosamente, solo por delante de Blair Walsh y Kai Forbath, los dos titulares de los Vikings en la temporada, y de Mike Nugent, otro que tal vez esté notando cómo su silla en Cincinnati empieza a estar al rojo vivo.

Además, dos errores de Hauschka, curiosamente en los dos partidos que enfrentaron a Seattle con Arizona, fueron a la larga decisivos para que su equipo perdiera el segundo seed en postemporada a favor de Atlanta. Y ya sabemos que el rendimiento de los Seahawks, y el trato arbitral, suele ser muy diferente cuando juegan en su fortín del Century Link o lejos de Seattle.

Seattle, sin margen para pagar

Hauschka terminaba este mes un contrato de 8.550.000 dólares en tres años, seguramente estaba exigiendo una mejora significativa en sus emolumentos, que también muy probablemente iban a repercutir contra el cap de Seattle en una cantidad que el equipo no se iba a poder permitir. Si tenemos en cuenta que los Seahawks son el 23er equipo con menos margen en el cap, unos 27 millones de dólares, y que hay mucho que arreglar tanto en la línea ofensiva como en otras posiciones, en el norte del estado de Washington no están para muchas frivolidades.

Así que supongo que Schneider decidió contratar a Walsh como paracaídas mientras le decía a Hauschka que, si quería, se pusiera chulito con otro. Y Hauschka probablemente le respondiera que fenomenal, pero que si Seattle no está dispuesto a enseñarle la pasta, no tendrá ningún problema en buscarla en Cleveland, donde tienen un kicker espantoso llamado Cody Parker y la necesidad imperiosa de gastar 108.766.997 dólares en esta offseason en lo que sea. Y quien dice Cleveland, puede decir otro puñado de franquicias con tuercebotas en la posición y margen de sobra contra el cap, que estarían encantados de tener un francotirador como Dios manda. ¿Incluso los Patriots con 63 millones para gastar y con Gostkowski en picado?

Como conclusión, lo más probable es que Hauschka no vuelva a jugar en los Seahawks, y termine firmando un contrato espectacular en otra parte y que Walsh no llegue a debutar con el equipo de Seattle salvo que no tengan más remedio. Sinceramente creo en las segundas oportunidades, y que Walsh es mucho mejor kicker de los demostrado en el último año. Otra cosa es que llegue a Seattle por amor o por despecho.

Ojalá me equivoque, pero dudo que Walsh y los Seahawks puedan formar un matrimonio demasiado duradero.