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CELTA-REAL MADRID

El viento levanta la cubierta de Balaídos y crea peligro en Vigo

El temporal que azota a Galicia dañó una parte que cubre la grada de Río Alto, donde se ubica la afición visitante. La policía y los bomberos no pueden intervenir por el vendaval. Hay temor de que haya más daños a pocas horas de la visita del Madrid.

El viento levanta la cubierta de Balaídos y crea peligro en Vigo
SALVADOR SASDIARIO AS

El temporal que azota la costa de Galicia, y que provocó la suspensión del Deportivo-Betis por el desprendimiento de la cubierta de Riazor, ha causado estragos también en el estadio del Celta, donde el domingo se debe disputar el partido entre los celestes y el Real Madrid.

Una parte de la cubierta de la grada de Río Alto de Balaídos (entre diez y quince metros) también se ha levantado y miembros de la policía y de los bomberos tuvieron que acudir de urgencia a la zona durante la noche del viernes. Tanto era el viento en ese momento que no pudieron intervenir en la zona dañada, por lo que hay un gran temor a que el vendaval se lleva más metros de la cubierta. En principio y si la situación no empeora el partido entre Celta y Real Madrid no corre riesgo de suspenderse, aunque se teme que el temporal cause 'efecto rollo' dentro de las gradas y arrastre el resto de la cubierta, causando daños mayores.

La cubierta dañada se alza sobre la zona en la que se sitúan habitualmente los hinchas visitantes. Para el partido del Real Madrid se esperaba la llegada de unos 30 aficionados madridistas. El Real Madrid, por su parte, tiene previsto viajar hasta el Vigo en el mismo día del partido, partiendo de la capital el mismo domingo. Las previsiones indican que el domingo las condiciones meteorológicas irán mejorando.

Además, las lluvias caídas en las últimas horas sobre la ciudad han afectado al césped de Balaídos, como ya sucedió en la segunda parte del partido de Copa ante el Alavés.

El temporal causó más de 200 incidentes a lo largo del día en la ciudad de Vigo, la mayoría de ellas por desprendimientos de arboles, cornisas y postes eléctricos. Los vientos de hasta 113 kilómetros por hora que se registraron hicieron que los servicios de emergencia atendieran multitud de llamadas.