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NFL

Bienvenido al Super Bowl en la era de Donald Trump

El parque Discovery Green en el corazón de Houston vibra al compás de las notas de una fusión Tex-Mex que resuena a lo lejos.

Houston
El parque Discovery Green en el corazón de Houston vibra al compás de las notas de una fusión Tex-Mex que resuena a lo lejos.
AS

New England Patriots - Atlanta Falcons en vivo

Caminan sin miedo, pero sí con cautela. Seguros en el oasis de las festividades del Super Bowl LI, mientras fuera de la burbuja, la tensión aumenta.

Manuel Rocha, un albañil michoacano, dispara fotos con su teléfono celular, mientras su esposa hondureña, Miriam, disfruta del frío viento las actividades del NFL Live. Están a salvo.

“Nos vamos a quedar aquí le guste a (Donald) Trump o no. Y si nos echa, nos volvemos a venir”, dice Miriam, o mejor dicho, grita, segura de gozar de una libertad de expresión que se disipa poco a poco. “Aunque ya tenemos papeles, 30 años de estar aquí. Lo hablo por nuestros hermanos hispanos que sufren”.

Lorenzo González llegó de Monterrey, en busca de una mejor vida para él y su familia. Lo delata la gorra de los Rayados, el equipo de fútbol de su ciudad natal. La sonrisa de su hijo mientras se toma una foto con un casco de los Dallas Cowboys que lo opaca en estatura, deja en claro que Lorenzo consiguió su objetivo.

Es supervisor en una compañía, nunca ha sido objeto de un acto discriminatorio y ya pagó todo su noviciado después de 15 años en Houston. Sabe que no está solo, compatriotas y estadounidenses por igual le ofrecen respaldo absoluto.

“(Los estadounidenses) Están un poco molestos también de cómo está reaccionando Trump. Mucha gente no lo quiere, pero es el nuevo presidente de Estados Unidos, ¿qué podemos hacer?”

Doug Malley no conoce a Lorenzo, nunca lo ha visto. Pero es uno de ellos. Rubio, ancho, de 1.90 metros de estatura y con su playera de los Astros de Houston, difícilmente será confundido con un mexicano. Da igual, México es muy importante para él, por razones que parecieran impensables.

“¿México? Me encanta México. Me encanta la selección mexicana de fútbol, he jugado fútbol durante 30 años. Esa es mi conexión con México”, dice Malley cerveza en mano. “Creo que la relación entre ambos países es grandiosa. No se preocupen por Trump. Dejémoslo de lado, y nuestros pueblos mantendrán un vínculo en común entre Texas y México. No sé si el resto de Estados Unidos, pero nosotros lo haremos.

“Nos gusta México, aquí en Texas. No sé en otras partes del país”, subraya.

Bob Porter llegó a Houston desde Boston para apoyar a sus Patriots en el Super Bowl… y de paso darle peso a la premisa de Malley. Enfundando en lo que él llama “el auténtico Patriota”, Pat Tillman _ el ex safety de los Cardinals de Arizona que abandonó la NFL para enlistarse en el ejército y entregar la vida en Afganistán_ Porter justifica a Trump, pese a que su plan de imponer aranceles a las exportaciones desde el sur de la frontera podrían afectar directamente a la compañía en la que trabaja, que fabrica fusibles en Ciudad Juárez, del otro lado de la frontera con El Paso, Texas.

“Trump se está comportando como un papá estricto. Dijo que haría algunas cosas y las está haciendo”, destacó. “Es el piloto del avión. ¿Quieres que choque? Estás en el avión, no quieres que choque”.

Y pese a que se le recuerda que Marie Tillman, la viuda de su héroe, dijo apenas hace unos días que el Estados Unidos de Trump no es el país por el que su esposo dio la vida, Porter es inflexible en su exacerbado nacionalismo.

“Tillman es un héroe. Sirvió a su país. Pudo estar aquí en el Super Bowl, y es el único jersey que utilizaré”, dijo con firmeza. “Dio su vida para que podamos estar de pie durante el himno nacional y Estados Unidos. Porque los que se arrodillan durante el himno me pueden besar el trasero”.

Trump estaría orgulloso de Porter. Tillman no.