De compañeros de habitación a rivales de Super Bowl
Mohamed Sanu y Logan Ryan compartieron piso cuando estaban en la universidad de Rutgers. Ahora coincidirán en la pelea por el anillo en Houston.
Recuerdo mis años universitarios un tanto borrosos. Se presta a chiste, ya lo sé, y a uno que refleja con notable precisión lo sucedido en aquellos años, tampoco nos vamos a engañar ahora. Recuerdo, también con ausencia de detalles, o con ausencia de ganas de recordarlos y contarlos, que la gente que me rodeaba era de una calaña parecida. En modo alguno ninguno de nosotros parecía destinado a nada serio en la vida ni mucho menos en el ámbito profesional.
Y, mira, otra cosa no, pero cumplimos de forma escrupulosa los pronósticos.
Valga esta introducción para hablar de una pareja de universitarios que vivían en el mismo piso, que compartían habitación y que van a jugar la Super Bowl uno contra otro. Se trata de Mohamed Sanu, receptor de los Atlanta Falcons, y Logan Ryan, cornerback de los New England Patriots.
Sanu llegó a la universidad de Rutgers como jugador de la secundaria, como safety, pero como tenía uno de los mejores físicos de la plantilla fue cambiado a la posición de receptor donde, en 2011, tuvo un año fantástico que le llevó a ser elegido en el draft, por los Cincinnati Bengals, en tercera ronda. El año siguiente, su compañero de habitación también era un tercera ronda, en este caso de los Patriots.
Ambos se enfrentarán en el campo el próximo domingo en la Super Bowl LI. Y, además, en este caso no es un eufemismo sino un enfrentamiento real. Ya no porque, por defecto, a los receptores los defienden los hombres de la secundaria sino porque Sanu se ha convertido en el receptor favorito de Matt Ryan, QB de los Falcons, en el puesto de slot... y es justo en ese puesto donde Logan Ryan ha conseguido establecerse como indispensable para Bill Belichick en los Patriots.
"Mohamed era un tío fantástico, serio, puntual, podías contar con él si teníamos que hacer cosas juntos", dice Ryan, que se alegró por el contrato que firmó su amigo el pasado año con los Falcons, y que le reportará 32,5 millones de dólares por los próximos 5 años.
Ambos han quedado para verse con las familias, pues los dos tienen hijos ya, y hacerse unas fotos juntos. Eso será a su llegada a Houston y en sus ratos libres, porque según avance la semana saben que su trabajo será anularse mutuamente. Quizás, en algún momento del encuentro, se den cuenta de lo extraño que resulta haber sido compañeros de piso en la universidad y estar presentes a la vez en la gran final, en la cima de su profesión.