Los Dolphins ganan a los Bills en un festival de yardas terrestres
El partido con más yardas combinadas de toda la temporada se decidió en la prórroga en otra exhibición de infortunio por parte de la franquicia de Buffalo.
Esta es la historia de un equipo que lleva toda la temporada en la cuerda floja, con el trabajo de su entrenador en el aire desde hace un mes, cuyas opciones de jugar playoffs mueren hoy mismo con una derrota, en su casa, ante uno de sus más odiados rivales, a los que casi mete en la pelea por el título de forma matemática, tras tener la opción de ganar en tiempo reglamentario, sufrir un field goal milagroso en contra para ir a la prórroga y ver como todo en esta vida cruel es un sinsentido, un valle de lágrimas al que venimos a sufrir.
Feliz navidad, fans de los Bills.
Aunque la verdad no es esa. La verdad es que esta es la historia de como los Dolphins superaron todas las trampas que el destino les puso en su visita a Buffalo y se fueron de allí con la victoria número diez de la temporada en una actuación heroica de su juego de carrera. Una más.
El partido acabó con 34 a 31 a favor de los de Miami. Se logró el dígito final en los momentos en los que la prórroga llegaba a su fin. Lo hacía con Ajayi rematando la faena, carrera tras carrera para más de 5 yardas, tras haber destrozado el equilibrio de poder en el tiempo extra con una, sí, carrera de 56 yardas que puso fin a la agonía de Buffalo.
El corredor de los Dolphins sumó, ojo, 206 yardas. Es la segunda vez que pasa de la increíble barrera de las 200 yardas ante los Bills este año. Ahí lo dejo.
No fue una excepción. Resulta que los que vimos este partido podemos decir que presenciamos el encuentro de la temporada que más yardas tuvo. Buffalo puso 589 y Miami aportó 494. Que se dicen pronto. La clave fue que aquí no defendió nadie. Los ataques aéreos no fueron gran cosa, por un lado porque Matt Moore no deja de ser un suplente y por el otro porque Tyrod Taylor no deja de ser un pésimo pasador.
De hecho, los grandes partidos, que los tuvieron, de dos tipos como Sammy Watkins y Charles Clay, espectaculares, tuvieron mucho más que ver con su talento cogiendo balones a la altura de los tobillos que con su QB acertándoles en posiciones ventajosas. Watkins se fue a los 154 yardas y un touch down mientras que el tight end cogió dos balones en la end zone.
Las defensas, es obvio, estuvieron de pena. La de los Bills rozó la comedia y superó el ridículo en la primera mitad, siendo incapaz de placar a nadie y poniendo al equipo a los pies de los caballos. Sin embargo, más preocupante debe ser para los Dolphins lo sucedido, porque podrían tener excusa en ataque de no funcionar del todo ante la ausencia de Tannehill su QB titular, pero nada puede decirse de su defensa, que durante buena parte del partido, sobre todo en la segunda mitad, desapareció del campo.
Amén de la carrera en el final de la prórroga de Ajayi, la otra jugada decisiva del partido fue el field goal que empató el marcador y lo llevó al quinto periodo. Fue un momento en el que parecía que los Dolphins se equivocaban al no ser capaces de salir del campo y ver, sin tiempos muertos, como el tiempo se agotaba en un cuarto down a 38 yardas de la end zone. Con muchos nervios, pero con precisión, Franks puso la pelota, que viajó 55 yardas, en la esquina inferior derecha de los palos congelando, qué novedad, el corazón de los Buffalo Bills. Cualquiera diría que aún les queda de eso tras tantas desgracias.
No sólo deben llorar ellos. La Wild Card de la AFC se cierra bastante con este resultado: con los Dolphins en diez victorias se obliga a todo el mundo implicado a ganarlo todo para seguir vivos. Fue en un festival de yardas terrestres que ganó Ajayi y que perdieron, claro, como siempre, los sufridos Bills.