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Chiefs 17 – Titans 19

Un patadón de Succop da una victoria milagrosa a Tennessee

El kicker de los Titans anotó una patada de 53 yardas en el último segundo, para firmar una remontada increíble en un choque que perdían 14-0 en el primer cuarto.

KANSAS CITY, MO - DECEMBER 18: Kicker Ryan Succop #4 of the Tennessee Titans kicks a 53-yard field goal to beat the Kansas City Chiefs 19-17 on December 18, 2016 at Arrowhead Stadium in Kansas City, Missouri.   Peter Aiken/Getty Images/AFP
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Peter AikenAFP

53 yardas de patadón interminable, y por duplicado. Un vuelo increíble e imposible que culminó la remontada de unos Titans que siempre creyeron, y que lo merecieron, ante unos Chiefs que empezaron arrollando y terminaron sucumbiendo por no saber dar la puntilla cuando pudieron, y por no saber cómo hacerlo cuando quisieron.

Un epílogo impensable tras un inicio arrollador, en el que Tyreek Hill puso la fantasía cunado solo se habían jugado tres minutos. Una carrera de 68 yardas que dejaba un reguero de genialidad a su paso y que parecía marcar el partido. Y más cuando una pérdida de balón de Tennessee abría la puerta a la segunda anotación de Kansas, con Alex Smith entrando en la end zone como Pedro por su casa. Y más cuando Jeremy Maclin volvía con hambre de football para convertirse en estilete y arma arrojadiza. Y más cuando Spencer Ware sembraba de cadáveres la tierra. Y más cuando la defensa se sentía cómoda pese al concierto percutor de Murray y Henry y la baja inevitable de Derrick Johnson. Y más…

Los Titans, como un muñeco, danzaban al son de sus rivales. Pero entre sueños de derrota voló un balón, de Mariota a Matthews, que para unos fue despertador, y para otros aviso. Touchdown inexplicable de Henry que apretaba el marcador 14-7 y avisaba a los Chiefs de que no tenían todo hecho.

Aunque la realidad es que los Chiefs, soberbios, dieron por concluido su partido justo antes del descanso, con una patada de Santos que dio a su equipo la tranquilidad que quizá terminó por matarle. 17-7 en el descanso. Dos anotaciones por delante. Pocos equipos saben administrar una ventaja así como los Chiefs. Pero los dos últimos cuartos se les hicieron demasiado largos.

Tras la reanudación, los Chiefs empezaban entonados, pero se ahogaban en la orilla. Primero tras no jugarse un cuarta y tres en la 37 rival. Para terminar regalando un touchback. Después devolviendo un regalo de Mariota, con otro regalo de Alex Smith. Una intercepción homicida convertida en inofensiva y a la larga en decisiva para el devenir del partido.

Porque por una razón inexplicable, ese robo de balón de Sims en su propia end zone, y en la mismísima cara de Maclin, fue como un despertador que trajo de vuelta a los Titans. Con Murray corriendo donde se abrían las aguas y Mariota encontrando los pases que no había sabido ver en los tres cuartos anteriores. Tennessee se metió en el partido a falta de doce minutos con una patada de Succop, que a esas alturas no podía ni soñar con que se convertiría en el gran héroe del partido.

Los Chiefs querían dormir el partido, pero no sabían como hacerlo. Se les había olvidado mientras retrasaban dar la puntilla a sus rivales. Y los Titans, con el camino ya claro, volvían a resucitar gracias a una interferencia defensiva y una recepción milagrosa de Murray en cuarto down.

Pero el touchdowns posterior de Henry terminaba en polémica y aparente suicidio. Mularkey decidía jugarse la conversión de dos, con tres minutos por jugar. Todo o nada en un pase de Mariota que no voló a ninguna parte.

Este año hemos visto cómo los Chiefs consumen los minutos finales sin necesidad de esforzarse. Pero de forma inexplicable, esta vez no lo lograron. Tres y fuera de impotencia y un minuto para Tennessee. Para que Mariota llegara a la 35 y Succop diera la patada.53 yardas interminables y por duplicado. Ambas veces por el centro y con seguridad pasmosa. La misma casi certeza de que Tennessee y Houston se jugarán el futuro el primer día del año en un duelo a vida o muerte. Y la misma certeza de que los Chiefs deben aprender a matar si no quieren morir en enero, cuando la NFL deja de ser liga, y se convierte en jungla.