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NFC Norte desde dentro

Mike McCarthy no es un exitoso entrenador de football

El modelo Mike McCarthy-Dom Capers está totalmente agotado. Así de simple. Ninguno de los dos tiene nada que ofrecer a esta plantilla.

Mike McCarthy no es un exitoso entrenador de football
AFP

La primera jugada del partido frente a los Colts fue un retorno para touchdown de 99 yardas. El primer ataque del partido frente a los Titans, saliendo desde la yarda 49 del equipo local fue un tres y fuera. Acto seguido, la primera jugada defensiva de los Packers fue una carrera de Murray de 75 yardas para touchdown. Si después de estar toda una semana preparando un partido, el rival te anota nada más tener el balón en sus manos con suma facilidad, algo no va bien. Incluso podríamos decir que las cosas van rematadamente mal. El modelo Mike McCarthy-Dom Capers está totalmente agotado. Así de simple. Ninguno de los dos tiene nada que ofrecer a esta plantilla.

Soy un exitoso entrenador de football”. Esto es lo que McCarthy soltó en la rueda de prensa celebrada el pasado lunes. ¿Para qué va a decir más? A mí, personalmente, me importa un “bledo” lo exitoso que haya sido en su carrera si no es capaz de entrenar bien al equipo. Y McCarthy lleva mucho tiempo sin hacer su trabajo de una manera correcta. Es más, esta prepotencia de la que hizo gala el lunes puede ser una de las causas de su mala praxis desde la banda. Es inaceptable que Green Bay quede retratado como lo hizo frente a los Titans. Que nadie me entienda mal, los Titans pueden, perfectamente, ganar a los Packers, lo que no se puede permitir es la falta de recursos, la pobre ejecución y la desidia que vimos este último domingo. Eso, “Señor Exitoso”, es el reflejo de un equipo que no sabe a lo que juega y que no cree en el game plan.

El ataque lleva siendo un problema desde mediados de 2015 y eso es algo que se ha ido tapando con distintas excusas. Los receptores no ganan separación, la línea ofensiva no funciona, no hay tight ends, Lacy está gordo o, incluso, Rodgers ya no es lo que era. Vale, es cierto que nadie en esa plantilla ha jugado al nivel que se le presupone regularmente, pero después de un año y pico, si los problemas siguen siendo casi idénticos, hay que empezar a mirar a la banda. Pero claro, a cada derrota, la respuesta sigue siendo la misma: “pequeños detalles, nos falta más energía, hacer jugadas más limpias, mejorar la ejecución…”. Por favor, máteme usted, pero no me mienta, como decía El Sabio de Hortaleza.

Porque cuando algo se empieza a derrumbar, termina llevándose todo por delante. En este tiempo que el ataque ha ido desapareciendo poco a poco, hemos alabado la defensa de Capers (y yo el primero). Realmente me gustaba lo que veía. El veterano coordinador defensivo parecía haberse adaptado a los mimbres que Ted Thomson le iba “drafteando” (sí, no vaya a ser que haga dos o tres fichajes en la Agencia Libre y se rompa la línea del espacio/tiempo que hace funcionar el sistema solar), consiguiendo una defensa difícil de batir, dura y que mantenía al equipo en los partidos. Incluso a principios de año, esa unidad se permitía el lujo de ser la defensa que mejor jugaba contra la carrera. Justo en ese momento les llegó la apisonadora de la liga (la línea ofensiva de los Dallas Cowboys) y a Capers le cambió el chip. Un mal partido, y las muchas lesiones sufridas en la secundaria (vamos a darle ese chance), nos han dejado con una defensa que ha recibido 109 puntos en los últimos tres partidos. Más de 36 puntos encajados por partido en estas tres fechas. Absolutamente demencial. Absurdo. Mortal.

Pero aun peor es la sensación (e impotencia) de saber que tanto Falcons como Colts iban a anotar en ese último drive que decidiría el encuentro. Es muy triste saber de antemano que tu equipo, favorito a muchas cosas hace dos meses, va a ir a jugar a Tennessee y va a perder. Porque esto lo pensaban muchos seguidores queseros, no solo yo. Si algo es evidente en el mundo del football son los equipos que empiezan a autodestruirse. Dejan su sello en un determinado momento, en un instante, en una jugada que deja bien claro que hasta aquí han llegado. Y eso es lo que yo veo en los Green Bay Packers.

¿Y cuál es el verdadero problema de todo esto? Muy sencillo. Cuando miramos la clasificación, vemos que los Detroit Lions, actuales líderes de la división, están solamente a un partido. Es decir, es posible que ganando 3-4 partidos de los siete que quedan, con unos Vikings en caída libre y unos Lions de los que se puede esperar cualquier cosa (aunque, ahora mismo, yo los veo muy sobrios), estos Packers puedan acabar siendo campeones de la NFC Norte y consiguiendo el pase a playoffs, con lo que volveríamos a tener al “Señor Exitoso” sacando pecho y vistiendo el verde, al menos, un año más. Terrible.

Esta pésima labor desde la banda no puede caer en saco roto. Alguien tiene que entender que estos dos señores están finiquitados en la franquicia. Es posible que encuentren trabajo rápidamente y que consigan éxitos en un nuevo conjunto, pero está demostrado que en Wisconsin están caducados. Gracias por todo, pero cierren al salir.

PD: Algún día habrá que hablar del modelo impoluto y fascinante de Ted Thompson. Puede que lo hagamos más pronto que tarde.