El calendario de los Packers anuncia que vienen problemas
Si el juego de Green Bay ya es una preocupación en sí mismo para sus aficionados, la lista de partidos que le quedan es para sentir pánico.
Quizás lo habréis oído, pero los Green Bay Packers están en crisis. Ha perdido tres partidos seguidos y cuatro de los últimos cinco disputados. Con rachas de 1-4 no se llega muy lejos en esta liga.
Como quiera que son los Packers, la fe en ellos no ha desaparecido del todo. Nadie se quiere quedar con el culo al aire si, un suponer, Aaron Rodgers comienza a recordar al perenne candidato a MVP. Por supuesto, eso obvia el hecho de que los problemas del equipo son profundos y numerosos, empezando por un grupo de receptores que no se va de sus pares ni con aguarrás, un juego de carrera que no existe, una secundaria que ni es dura ni es oportunista ni es pegajosa, un front seven que se ha ido hundiendo el propio Rodgers, que está lejos de su providencial nivel en visión de juego. Pero, eh, ya lo he dicho, que no falte la fe. La fe y el miedo a equivocarse. Dos cosas que han sido muy respetadas y útiles a lo largo de la historia de la humanidad.
Sin embargo, para los que esperan la resurrección vengo con un asunto concreto, muy terrenal, como es el calendario para echar un poco de sal en la herida. Es obvio que en esta NFL lo de la importancia del calendario es muy relativo, y más hablando de un equipo que viene de perder contra Colts y Titans, los primeros en Lambeau Field, así que como que les da igual quien les venga: todos son un reto enorme. Pero que no sea por no comentarlo.
El caso es que a los Packers les quedan siete partidos. Tres en Green Bay y cuatro fuera de casa. De todos ellos sólo hay uno contra un rival que esté por debajo del 50% de victorias en la temporada. Son los Chicago Bears, desahuciados, sí, pero que son rivales divisionales, algo que siempre pica, y los enfrentan en el Soldier Field.
Antes de ese partido tienen que rendir visita a Washington y Philadelphia, en las próximas dos semanas, para después recibir a Houston y Seattle. Es un poker durísimo para cualquier equipo, más para unos Packers que están en la UVI. Cierran el año siendo anfitriones de Minnesota y yendose a Detroit, en dos partidos que tienen pinta de dramáticos para resolver la NFC Norte.
El calendario, queda claro, es un enemigo más de los Green Bay Packers en lo que queda de temporada. Poco va a importar si siguen a este nivel, ya lo sé, y poco va a importar si recuperan a categoría de antaño, también lo sé, pero que los aficionados de la franquicia pueden empezar a sentir el cosquilleo del fracaso al ver estos nombres del tirón es un hecho.