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SERIES MUNDIALES

Recorre 965 kilómetros para oír la victoria de los Cubs junto a la tumba de su padre

Wayne Williams Jr., recorrió el camino que hay entre Carolina del Norte e Indiana para el momento en que los Cachorros eran campeones al lado de su padre, muerto en 1980.

Wayne Williams Jr., escucha el triunfo de los Chicago Cubs en las Series Mundiales de béisbol junto a la tumba de su padre fallecido en 1980.
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Las penurias acumuladas a lo largo de 108 años de frustraciones de los Chicago Cubs ya son historia y a lo largo de ese camino, multitud de promesas se han realizado a la hora de disfrutar de algo histórico, algo que parecía imposible de conseguir hasta la noche del 2 de noviembre de 2016, momento en el que los Cachorros de Chicago dejaban de ser los ‘adorables perdedores’ para convertirse en el nuevo campeón del mundo en las Grandes Ligas de béisbol.

Distintas generaciones se han unido para disfrutar de ese instante inolvidable y padres e hijos se han unido para dejar atrás maldiciones de cabras, gatos negros y distintas injerencias que fueron enriqueciendo la tradición perdedora de los aficionados de la parte norte de la ciudad del viento, tal como ha ocurrido con Wayne Williams y su padre.

El único problema es que Wayne Sr. falleció en 1980.

El fiel seguidor de los Cubs, dispuesto a presenciar como su equipo era capaz de remontar un 3-1 en el Clásico del otoño y convertirse en el sexto en lograrlo en las finales, recorrió los casi 1000 kilómetros que hay entre Carolina del Norte e Indiana para disfrutarlo junto a su tumba.

Williams le prometió a su padre que los dos estarían juntos cuando los Cubs levantasen el trofeo del comisionado y, a fin de cuentas, una promesa es una promesa.

En declaraciones a WHTR, comentó que lo había hablado con sus propios hijos y les hizo saber lo del acuerdo con su padre. En esencia, cuando los Cubs llegasen a las Series Mundiales, escucharían los partidos juntos.

En el momento en que los Cubs ganaron, Wayne Williams Jr. dijo en voz baja, “lo hicimos” y plantó una bandera con la W de la victoria junto a su tumba.

Estaba claro que ni la distancia ni el hecho de que Wayne Sr. ya no se esté entre nosotros no iba a impedir cumplir un acuerdo, que una promesa siempre es una promesa.

Y es que no todos los Chicago Cubs pueden presumir de ser los campeones del mundo.