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WORLD SERIES

Arrieta y Schwarber demuestran que los Cubs están muy vivos

La excelente labor del pitcher de Chicago y el poderoso bate del designado hacen que las tablas lleguen a las Series Mundiales.

Jake Arrieta llevó un no-hitter hasta la sexta entrada en el segundo partido de las Series Mundiales.
Gene J. PuskarUSA Today Sports

“Vi que el Cordero rompió el sexto sello, y se produjo un gran terremoto. El sol se oscureció como si se hubiera vestido de luto, la luna entera se tornó roja como la sangre, y las estrellas del firmamento cayeron sobre la tierra, como caen los higos verdes de la higuera sacudida por el vendaval.”

Apocalípsis 6-12-13.

Así se sentían los aficionados de los Chicago Cubs. Tristes. Compungidos. Casi llorando por las esquinas. No, otra vez no. Esto no nos puede estar pasando. Volveremos a caer, como lo hacemos siempre. Fantasmas, fantasmas del pasado. Cabras, gatos negros. Siempre ocurrirá algo que haga que los Cubs vuelvan a perder… porque está en su Naturaleza.

Los Chicago Cubs de 2016 no entienden de maldiciones, de cabras, de gatos negros o del propio Apocalípsis. No, ellos son dueños de su futuro y se forjarán su Destino a lo largo de la edición número 112 de las Series Mundiales que les enfrenta a los Cleveland Indians, una que nos va a ofrecer emociones fuertes y no pocas.

Jake Arrieta y Kyle Schwarber se han encargado de recuperar la confianza, el mojo, o como se le quiera llamar al equipo que ganó 103 partidos y que, por momentos, había perdido esa aura que les ha acompañado durante el año, derrotando a los Indians en el Progressive Field por 5-1 y garantizándonos que las Series Mundiales irán a no menos de cinco partidos, esto es, que Wrigley Field acogerá los tres encuentros que le tocan en el Clásico del otoño.

Con un turno de bateo en el que ha vuelto a estar ausente por segundo día consecutivo Jason Heyward, que sigue siendo parte importante de los planes de futuro del club, por sus cualidades y los 169 millones de dólares que le aguardan durante los siete próximos años, los Cubs descubrieron con alivio que hay vida más allá de cuando lanza Corey Kluber, pitcher que les dominó durante el primer partido de la serie y consiguieron que Trevor Bauer, famoso por su personalidad y por su incidente con el dron, se viera obligado a ir por detrás en el marcador cuando sólo habían intervenido tres jugadores, impulsando Rizzo la carrera de Kris Bryant.

Como se sabe durante el transcurso de estos playoffs, aquel que se pone por delante es el que se hace con el triunfo… siempre que sea capaz de gestionar la renta.

Con un 1-0 a su favor, un pitcher que pertenece a la élite, que ganó el Cy Young el año pasado, pero que ha tenido una temporada extraña como Jake Arrieta se convierte en inabordable, especialmente cuando es capaz de lanzar como ha hecho en el partido disputado en el estado de Ohio.

Si un titular como Arrieta está ‘en su zona’ es muy complicado echarle el lazo y eso que se mostró algo errático en el primer episodio. Sin embargo, una vez que cogió velocidad, no hubo manera de tocarle hasta que Jason Kipnis se trabajó un doble con un eliminado en la sexta con el que se acababa el no-hitter del pitcher de Chicago.

Para entonces, Trevor Bauer era ya un recuerdo, habiendo completado 3.2 entradas laboriosas en las que concedería un par de carreras y una sucesión de relevistas que permitieron que el 5-0 figurara en el marcador.

Si hay algo que ha caracterizado a los Cubs este año es la fortaleza mental en muchos ámbitos, aparte de la calidad en su turno de bateo y en la rotación. Para el primero, la recuperación de Kyle Schwarber le da una dimensión distinta al equipo, con una presencia que es capaz de conectar como le recordábamos y que hace que ese ataque sea aún más imponente de lo que resulta sobre el papel. El designado fue capaz de impulsar un par de carreras y ha demostrado ser un jugador vital para los planes de Maddon, a pesar de no saber hasta hace apenas seis días si podría participar en el Clásico del otoño.

Al igual que los Cubs, que estaban más que satisfechos de perder de vista a Kluber tras su imponente primer partido (ya le tendrán de rival en el cuarto), los Indians podrán decir lo mismo de Schwarber que se verá limitado a funciones de pinch-hitter o bateador emergente en Chicago.

Con quien no tendrán la misma suerte es con Anthony Rizzo, que se asemejó a ese jugador que se agarraba con uñas y dientes al cajón durante la temporada regular y que tuvo tremendas dificultades en el inicio de los playoffs. Ya recuperado, el primera base fue responsable de sacar 32 de los 196 lanzamientos a los que se vieron obligados a realizar los pitchers de Cleveland. Sin duda, buen presagio para los encuentros en Wrigley Field.

Este 5-1 definitivo vuelve a ofrecer un punto de cordura y sensatez a la fanaticada de los Cachorros, sin olvidar que se trata de una eliminatoria a siete partidos. No es bueno perder el primero, aunque se ha evitado caer en un segundo que sí hubiera podido tener mucha más trascendencia.

Los Cubs disfrutarán del factor campo a partir de este momento, y vuelven a un feudo en el que ganaron 57 de los 81 partidos en campaña regular y cuatro de los cinco en playoffs.

John Lackey (0-0, 5.63 en postemporada) lanzará para los locales para ese tercer choque mientras que para Cleveland lo hará Josh Tomlin (2-0, 2.53).