La increíble historia de Terrelle Pryor y su conversión a WR
Dicen que lo importante en la vida no es cuántas veces caigas, sino cuántas te levantas… Eso debe pensar Terrelle Pryor.
Esta jornada de la NFL estuvo llena de impresionantes actuaciones individuales, protagonizadas principalmente por running backs y wide receivers. Es curioso, después de correr para 111 yardas y tres touchdowns anoche en la paliza a los Jets, David Johnson no pudo colarse entre los dos mejores running backs fantásticos de la semana. Algo similar le ocurrió a Terrelle Pryor, que además perdió el partido, en la posición de wide receiver. A pesar de jugar el mejor encuentro de su vida en la NFL, atrapando dos touchdowns, el jugador de los Cleveland Browns ni siquiera estuvo entre los cinco receptores fantásticos de la jornada.
Sin embargo, la labor de Pryor para mí sobresale aún más que los malabares de Odell Beckham y Kenny Britt. Sobresale porque, después de seis partidos, podemos concluir que el jugador ha hecho la transición a wide receiver, dándonos una gran lección de humildad y de saber conformarse con los talentos que uno tiene –cosa que a los seres humanos nos cuesta enormemente- para aprovecharlos al máximo.
En su época de High School, Pryor jugaba como quarterback y era uno de los mayores prospectos no sólo del estado de Pennsylvania, sino de todo el país. Había muy pocos atletas que apuntaran tan alto, tanto en fútbol americano como en baloncesto. Su fama le llevó a uno de los mejores equipos universitarios del país, Ohio State que, por aquel entonces (2008), vivía una etapa muy convulsa.
Pryor tuvo sus momentos en la Universidad. Fue MVP de la Rose Bowl en 2010, pero salió por la puerta de atrás. Fue pillado in fraganti vendiendo artículos que él mismo firmaba y, al ser suspendido cinco partidos para la campaña 2011 (mitad de temporada), decidió probar suerte en la NFL, a la que llegó a través del draft suplementario, siendo elegido por los Oakland Raiders en la tercera ronda.
Oakland tampoco vivía en aquellos momentos tiempos tranquilos, especialmente en la posición de quarterback. Pryor recibió la alternativa en 2013, siendo titular en nueve encuentros, pero sus números no fueron buenos. Promedió menos de 200 yardas aéreas por envite, lanzando siete pases de touchdown y siendo interceptado en once ocasiones.
Finalizado su periplo con los Raiders, el entonces quarterback probó en casi una decena de franquicias, firmando contratos con Seattle, Kansas City y Cincinnati, donde no pudo disputar un solo partido de temporada regular, siendo cortado rápidamente por todos estos equipos y pasándose el año 2014 en blanco.
Los Cleveland Browns le dieron la oportunidad y esta temporada Pryor, reconociendo que como quarterback jamás triunfaría en la NFL, decidió pasarse a wide receiver. Su gran envergadura y su potente salto –herencia del baloncesto- le han permitido inmediatamente destacar y convertirse en uno de los mejores receptores de la liga. A pesar de jugar en el peor equipo y de haber tenido ya –en solo seis partidos- cuatro quarterbacks diferentes lanzándole el balón, Pryor ha atrapado 33 pases para 413 yardas y tres touchdowns. Además, moverlo en ataque es un arma excelente para los Browns, que lo utilizan también como quarterback corredor, dentro de la formación wild card, donde el wide receiver ha anotado un touchdown más para sumar cuatro en su cuenta particular.
La moraleja es sencilla. Aspirar a lo más alto en la vida es importante, pero también lo es aplicar el sentido común necesario para reconocer situaciones en las que simplemente no se puede llegar. Entonces, como Pryor, en lugar de rendirse o frustrarse, un cambio puede ser la decisión más sabia que se pueda tomar.