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JUEGOS OLÍMPICOS

La crítica de Barack Obama al COI perjudica a Los Ángeles 2024

La acusación de “amaño” en 2016 provoca malestar en Lausana. En septiembre de 2017, el COI elegirá entre París, Budapest y Los Ángeles para 2024.

Madrid
Barack Obama recibió la pasada semana en la Casa Blanca a los olímpicos y paralímpicos que participaron en los recientes Juegos de Río.
Reuters

Barack Obama acusó en una entrevista con New York Magazine al Comité Olímpico Internacional y a la FIFA, de ‘cocinar’ las votaciones para elegir sedes. “Las decisiones del COI son similares a las de la FIFA, un poco amañadas”, dijo. El presidente de EE UU, que se está despidiendo ya de la Casa Blanca, se refería a la elección de los Juegos de 2016.

En octubre del 2009, tomó el Air Force One y se plantó en Copenhague tras un viaje nocturno de siete horas para amarrar la votación ante los miembros del COI. Nueve meses después de su elección, aterrizó con aire imperial, habló, recogió a su esposa Michelle y en pleno vuelo de vuelta recibió la llamada del alcalde Richard M. Daley: una derrota inapelable, eliminados en primera ronda con 18 votos.

Dentro de menos de un año, el 13 de septiembre de 2017 en Lima, Los Ángeles compite frente a París y Budapest por organizar los Juegos de 2024, los terceros para la ciudad californiana tras 1932 y 1984... y las duras acusaciones de Obama lastran la candidatura y pueden decantar la balanza hacia la capital francesa, que recibió el pasado fin de semana a Thomas Bach, presidente del COI, quien delante de François Hollande alabó la “fortaleza” de París. Un portavoz oficial del COI declinó a petición de AS rebatir la acusación de Obama, pero aunque se opte por la prudencia, el malestar dentro del COI es evidente.

El cuerpo electoral del COI es poco maleable, como comprobó Obama en Copenhague. Allí, el centenar de miembros del COI tuvo que esperar en autobuses a que se completara el barrido de frecuencias del servicio de seguridad de EE UU en el Bella Center y la votación se retrasó. La aparición de Obama restó protagonismo al cónclave. Y Chicago lo pagó. Nueva York también optó a la edición de 2012 y no pasó de la segunda ronda.

Desde entonces, la relación del presidente de EE UU, y por ende su Comité Olímpico nacional, con el COI no es fluida.

Obama declinó su presencia en las ceremonias de apertura de Londres 2012, Sochi 2014 y Río 2016. En Sochi, la delegación estadounidense se encargó de remarcar que desfilarían deportistas gays frente a la restrictiva legislación rusa y la extenista y activista Billie Jean King formó parte de la delegación por designación directa del presidente.

La psicosis generada acerca de la extensión del virus del Zika en Río (“desde medios de EE UU se puso todo muy difícil”, se quejó en AS hace días Juan Antonio Samaranch, vicepresidente del COI) provocó otro roce. Y la petición de la Agencia Antidopaje Americana (USOC) de suspensión total de los deportistas rusos tras el Informe McLaren, que no fue atendida por completo por el COI, generó más desencuentros. Desde EE UU se alienta la teoría de un cierto sentimiento ‘antiamericano’ en las oficinas de Lausana. Obama no se mordió la lengua. Y Los Ángeles 2024 ahora tiembla.