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Texans 27 - Titans 20

Los Houston Texans ganan su primer partido sin J.J. Watt

Bill O'Brien se ocupó de elegir las jugadas de ataque de su equipo mientras que Marcus Mariota siguió con su racha de malas decisiones.

Oct 2, 2016; Houston, TX, USA; Houston Texans wide receiver Will Fuller (15) returns a punt for a touchdown during the third quarter against the Tennessee Titans at NRG Stadium. The Texans won 27-20. Mandatory Credit: Troy Taormina-USA TODAY Sports
Troy TaorminaUSA Today Sports

Los Houston Texans no habían jugado ningún partido sin J.J. Watt en los últimos cinco años. Desde que eligiesen en el draft a su perenne candidato a mejor jugador defensivo de la liga nunca se habían sentido huérfanos de su presencia. En una era en la que han conseguido meterse en playoff, y ganar un par de partidos en enero, de forma recurrente, el agujero de su ausencia tenía que notarse a la fuerza.

Y se notó.

Incluso ante unos Tennessee Titans que están lejos de ser un buen equipo en esta liga, y a los que han batido por 27 a 20.

Es justo decir que la línea ofensiva de los Titans está mejorando. Y que su juego de carrera es capaz de pasar de las 100 yardas cada domingo. Pero, aún así, con un Watt en óptimas condiciones este partido habría sido otro. O esa sensación da.

Porque los Titans consiguieron anotar 20 puntos a una defensa que no suele conceder esos guarismos. Es más, se puede señalar que la victoria de los Texans provino de un retorno de Will Fuller, que fue el que sacó al marcador del empate a 20 puntos, ya en el último cuarto. Fue esa jugada, que no requirió de romper un sólo placaje, la que salvó la cara a Houston.

Ni siquiera en ataque estuvieron brillantes. Bill O'Brien decidió esta semana que se encargaría de 'cantar' el mismo las jugadas ofensivas. Eso significó que, de entrada, todo funcionó como un reloj. Es lo que sucede con lo que se ensaya durante la semana a conciencia, que sale fácil. Así, dos drives iniciales se saldaron con sendos touch downs de pase, uno de Fiedorowicz y otro de Fuller.

Pero una vez pasada la oleada de lo ensayado, la defensa de Tennessee comenzó a presionar con más sentido, con más conciencia de lo que tenían en frente, y, sobre todo, por el exterior, amargaron a Brock Osweiler. El QB, de nuevo, se mostró incómodo y poco seguro. Dos intercepciones se sumaron a sus números finales, nada espectaculares. Más fino estuvo Lamar Miller, que llegó a las 82 yardas en 19 carreras.

Marcus Mariota, por su parte, volvió a cometer algunos errores que ya no se le pueden perdonar. Lanzó una intercepción a Quinton Demps que, como suele ser habitual en él, provino de una decisión horrible. Es demasiado común en el juego de Mariota el alternar grandes momentos con algún instante que todo lo hunde. Esta pérdida de balón, en concreto, no fue dramática porque, al instante, Osweiler les devolvió el balón, pero sentó el tono de un ataque que se volvió taciturno más allá de la carrera y un DeMarco Murray más que cumplidor.

Sólo en los instantes finales del partido, defendiendo la exigua ventaja que el retorno de Fuller había concedido a los Texans, la defensa de Houston se pareció a la que conocemos. Jadaveon Clowney o Brian Cishing tuvieron su momento de gloria en una segunda parte en la que su ataque no anotó ni un sólo punto.

Nada brillante, ni ilusionante, lo que se vio de los Texans, pero se ponen 3-1 en una división en la que ningún rival tiene categoría ya no para pelear con ellos, sino para parecer un competente grupo de jugadores de la NFL. Los Titans lo parecen a veces, pero sus malos momentos son demasiado habituales como para tenerles en cuenta.