Los Dodgers necesitan la suerte que no tuvieron años atrás

El neoyorquino fanático, comentarista, e historia viva del equipo angelino, Vin Scully, ha devuelto la ilusión y el toque místico del Dodgers Stadium en Octubre. Y eso que no es un estadio que me guste. Tan grande, tan poco recogido, tan raro, tan diferente. Pero ahora estamos llegando a Octubre, y aquí la cosa cambia, y el Dodger Stadium pasa a ser un estadio que para los rivales es más un infierno que un diamante. Ahora, de nuevo, no sabemos si gracias a la despedida profesional de la grada de periodistas de Vin Scully, pero la verdad es que parece que los Dodgers han llegado como balas a un momento complicado de la temporada, pero que parece que la presión no ha pesado en ellos.

Los Dodgers es, a priori, un equipo que tiene menos cartel que otros grandes equipos de la temporada y de los que estarán presentes en la siguiente postemporada de la MLB. El año pasado, el rol de Joc Pederson le dio algo más de cartel, o años anteriores con todo el estrellato (que no estrellado, como meses anteriores) de Yasiel Puig.

La semana pasada hablaba de los Nationals como un equipo complicado, infravalorado, y que iba a dar mucho que hablar. Dodgers es un equipo que no tiene estrellas, no tiene un referente ofensivo que tengamos que hablar de él de manera exhaustiva. Para nada. Lejos de la estrella que tienen en el montículo -aunque mengue cuando se acerca el mes de octubre, Clayton Kershaw, es un equipo con jugadores de un perfil similar, regulares, y capaces todos de impulsar carreras. Defensivamente es un equipo experimentado, con pocos jugadores jóvenes más allá del jardín.

Muchas ganas de ver esa serie, porque de los Dodgers hemos hablado por activa y por pasiva. Casi todas sus opciones pasan por que Clayton Kershaw, por fin extrapole su marciano rendimiento a octubre, y no se lo deje en casa.

PD: Descansa en paz, José.