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Angelina se libra de Brad Pitt… y los Chicago Bears de Cutler

La relación lleva mucho tiempo pareciéndose a la de un cuarentón, que deciden convivir con un mal menor al grito de que “más vale malo conocido”.

Angelina se libra de Brad Pitt… y los Chicago Bears de Cutler
Stacy RevereAFP

En el siglo pasado, cuando las relaciones estables estaban bien vistas y la gente soñaba con formar una familia, había un dicho, casi un chiste, que explicaba lo complicado que era el camino hasta encontrar la pareja ideal. Venía a decir algo así como que cuando se busca pareja a los veinte lo importante es que tenga, que venga y que convenga. Cuando se han cumplido los treinta, el que busca se conforma con que venga y tenga, aunque no convenga. A los cuarenta, da igual que tenga o no tenga, que convenga o no convenga, ya lo único que importa es que venga.

La relación de los Chicago Bears con Jay Cutler lleva mucho tiempo pareciéndose a la de un cuarentón, que deciden convivir con un mal menor al grito de que “más vale malo conocido”. El día que Josh McDaniels propuso intercambiar a Kyle Orton por Cutler, en Chicago pensaban que les había tocado la lotería. Se sintieron como veinteañeros que han encontrado a la pareja perfecta, Brad y Angelina, pero no podían imaginar que ese movimiento iba a lastrar su proyecto durante casi una década.

Desde entonces, tres entrenadores (Lovie Smith, Marc Trestman y John Fox) y tres general managers (Jerry Angelo, Phil Emery y Ryan Pace), se han parecido a esos viejos que acuden a las fiestas de chaqué con rubias recauchutadas despampanantes, solo para fardar de lo que llevan colgado del brazo. Jay Cutler ha quedado reducido a la categoría de ‘tía buena’ a la que valía la pena exhibir, pero que una vez cerrada la puerta por dentro, se convierte en una extraña.

Y así han sido los últimos ocho años de los Bears, que al principio creían que habían encontrado su primer quarterback franquicia desde Jim Harbaugh (sí, sí, el entrenador), que abandonó la franquicia en 1993.

Después de una luna de miel que terminó con la derrota en la final de conferencia de la temporada 2010, el matrimonio Cutler-Bears empezó su cuesta abajo. Quizá en las mismas fechas que empezaba a romperse el de Brad y Angelina. Y se convirtió poco a poco en una mera fachada. Al jugador no le interesaba romper porque es titular y todas las noches cuando llega a casa se encuentra un regalo brillante sobre la colcha. Ha ido renovando contratos estratosféricos, hasta este último en 2014, de casi 127 millones de dólares en siete años. Y el equipo no se atreve a poner las maletas del jugador en el recibidor, porque le mira el culo y aunque tiene muy claro que la fuerza de gravedad ha hecho estragos, piensa que todavía de vez en cuando hay alguna noche en que ‘hacen marranadas sin necesidad de viagra’, y si mira lo que hay fuera, tampoco es que encuentre nada disponible hacia lo que se le vayan los ojos con deseo.

Así que ahí están los dos, en un bucle sin fin, mientras uno se forra y el otro viaja a ninguna parte con una rubia recauchutada del brazo que ya ni siquiera le pone.

Pero creo que ha llegado la hora del divorcio, como el de Brad y Angelina, y que este se precipitará con la rotura del pulgar derecho que Cutler sufrió durante la derrota ante los Eagles, y que ha servido para justificar su desastrosa actuación (cuantas veces hemos visto a Culter sobrevivir al desastre porque la culpa fue del empedrado). Todas las noticias auguran que el quarterback estará de baja durante bastantes semanas, y que el titular por ahora tendrá que ser Hoyer, que visto lo visto nunca ha tenido las curvas sugerentes de Cutler, pero es capaz de hacerlo igual de horrible sin necesidad de glamour.

Estoy seguro de que tantas semanas de separación serán la tumba de Cutler. Los Bears se acostumbrarán por fin a vivir sin sus caricias interesadas y seguro que volverán a salir de casa, como simples veinteañeros, en busca de alguien que tenga, que venga y que convenga, posiblemente en el próximo draft y ya con otro entrenador en la banda.

Aunque la cabra tira al monte y no sería la primera vez que los Bears llaman a la puerta del apartamento de soltera de Cutler, con un ramo gigante de rosas en la mano, mientras de rodillas piden perdón y que su pareja vuelva a casa. Y si eso ocurre, no tengáis dudas de que Culter perderá el culo por seguir destrozando la vida del oso amoroso de la NFL.