El Real Madrid se salva de un mal trago ante el Celta
Un sensacional partido del Celta le tuvo al borde del empate. Un disparo de Kroos desde fuera del área decidió el duelo. Primer gol oficial de Morata.
El Madrid acabó ganando al sprint un partido bien cocinado por el Celta, que vadeando sus dificultades se agrandó en el Bernabéu hasta donde le alcanzaron las fuerzas. Perdió porque se le hizo largo el partido y porque el galope final del Madrid, con un James hambriento a la cabeza, es casi irresistible.
Equipos como el de Berizzo le recuerdan al Madrid que está en una Liga mayor, repleta de rivales bien equipados y de peligros. Y también que jugar sin Cristiano no es cualquier cosa. Sus goles no quedan sólo para su egoteca sino que despejan partidos como este.
El Celta, también dolorido por las bajas y por esa derrota sofocante en el estreno ante el Leganés, tuvo hombría desde el comienzo. Agrupado en torno al carácter y oficio de Hernández, en permanente desafío con Casemiro, y buscando la emboscada con una presión altísima y a menudo efectiva, le estropeó la fiesta al Madrid, que llegaba de una semana de condecoraciones en Mónaco y de sobredosis de autocomplacencia en su baby boom. Pero ni Asensio ni Morata fueron los de Anoeta. En especial el balear, el empleado del mes, que ni cuando profundizó por su banda ni cuando la abandonó en busca de tierra más fertil resultó productivo. En general, los tres puntas del Madrid vivieron en otra dimensión, patología recurrente en las últimas temporadas.
El Madrid, que recuperó su meseta central con el regreso de Modric, tuvo un dominio precario. Fue el croata quien más hizo por concretarlo, con dos cañonazos brutales desde fuera del área repelidos, en este orden, por el larguero y por Sergio Álvarez. Pero en conjunto el equipo de Zidane firmó un primer tiempo poco agraciado, con Bale asomando muy de cuando en cuando a la superficie y con Carvajal pasando un mal rato ante Bongonda.