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UFC

McGregor se venga de Diaz en el combate más épico de la historia

En un combate lleno de altibajos para ambos, el irlandés ganó por decisión mayoritaria: 48-47, 47-47, 48-47. McGregor dominó el primer round y luego sobrevivió gracias a una gran defensa.
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Conor McGregor, right, and Nate Diaz embrace following their welterweight mixed martial arts bout at UFC 202 on Saturday, Aug. 20, 2016, in Las Vegas. McGregor won by split decision. (AP Photo/Isaac Brekken)
Isaac BrekkenAP

Cinco meses y medio después, Conor McGregor por fin se siente libre. El peso de la derrota en UFC 196 frente a Nate Diaz le llevó a un dilema existencial: ¿cómo vivir con la derrota?.

Ahora todo eso ha terminado. Tras un combate que llegó a la decisión de los jueces (48-47, 47-47, 48-47) por primera vez en la carrera del irlandés, vuelve a recordar por qué es el luchador más temido del planeta.

En el nuevo T-Mobile Arena de Las Vegas, totalmente repleto y lleno de caras celebres, McGregor y Nate Diaz pusieron fin a una de las noches más épicas de Ultimate Fighting Championship.

El irlandés afrontó el combate con una estrategia totalmente diferente, pateando la pierna de apoyo de Nate Diaz. Su plan funcionó a la perfección durante round y medio, en el que conectó varias combinaciones y hasta envió a su rival al suelo en dos ocasiones.

En cambio, al igual que aquel 5 de marzo en el MGM Arena, Diaz se aprovechó del cansancio de McGregor para dejarle groggy y ponerle de espaldas a la malla. Lo cierto es que la campana salvó a McGregor, porque la sumisión o KO se veía venir en cualquier momento.

Sin embargo, el parón fue clave y un segundo aire del irlandés le permitió volver con opciones al combate. El cansancio era su mayor enemigo, pero de alguna manera logró repeler los intentos de Nate Diaz a llevarle al suelo (donde es el más peligroso) y, de paso, conectar golpes que le dieran esperanzas de cara a las puntuaciones de los jueces.

La previa del duelo había sido, igual que todo 2016, insultos, vaciles, golpes y, en esta semana, incluso botellazos. Pero, tras cinco rounds, los luchadores se abrazaron en señal de respeto mutuo. Ni su pique personal podía interferir en el espectáculo que habían dejado para la historia.

El T-Mobile Arena entero se puso de pie, expectante por las puntuaciones de los jueces, que finalmente decantaron el duelo para McGregor.

Preguntado sobre si habría una nueva revancha, McGregor dejó la puerta abierta, siempre que fuera bajo sus términos: "Llevo dos combates subiendo hasta las 170 libras. Si Nate quiere desafiarme de nuevo, esta vez tendrá que ser bajo mis reglas. Tendría que bajarse a 155 libras, mi categoría de verdad".