Carolina Marin asegura la plata y buscará el oro ante Pusarla
La española se impuso a la china Li Xuerui, tercera del mundo y campeona olímpica, en dos mangas: 21-14 y 21-16. Jugará la final este viernes ante la india Sindhu Pusarla.
Que era una Carolina Marin diferente lo percató Li Xuerui desde el primer golpe hasta el último. La española ha llegado a estos Juegos en un gran estado de forma, tanto físico como mental: nadie le ha tosido ni le ha ganado un set. Y ese rendimiento le ha llevado a disputar su primera final olímpica (se impuso por 21-14 y 21-16) y a pelear por el oro, emocionándose y gritando después de una victoria tan prestigiosa como sufrida. Nuevamente, un país como España, de escasa tradición en el bádminton, se enganchará este viernes al televisor a las 15:25 para ver las andanzas de la chica de Huelva que soñó con ser grande en un deporte imposible. Y lo ha logrado, una vez más.
Ambas rivales se tenían estudiadas. La china le buscó constantemente el revés, pero Marín contestó con golpes bajos y cruzados hasta sacarla de quicio y provocarle el fallo. Se llegó así a un 7-13 que reflejó la superioridad de la española, mandona en la pista, intimidante con sus gritos y su agresividad. Xueriu intentó contrarrestar ese dominio atacando, lo que le valió para colocarse a dos puntos (11-13), pero la onubense no se vino abajo. Rompió la inercia y voló hacia la victoria. El 11-16 refleja el espíritu de Carolina, imponente en los puntos largos. Después de levantar dos volantes imposibles, ganó el punto machacando el remate contra su rival. Donde no llega cualquier humano llega el brazo de Carolina, autora de golpes imposibles hasta cerrar el primer set (21-14).
Pero ante sí no había una jugadora cualquiera. El mérito de conquistar la final es el rastro que ha dejado Marín por el camino olímpico y que le hace apuntar al oro. Li Xueriu es la vigente campeona olímpica y una de las mejores del circuito. Por eso reaccionó como una campeona que es, con paciencia, con puntos que alcanzaron los 33 golpes y los 37 segundos, desgastando a la española, hasta buscar el momento para el zarpazo definitivo. En uno de ellos se colocó 9-6 después de 36 minutos de vaivenes. Xueriu le perdió el respeto y cambió de estrategia.
Pero Carolina no se rindió. Lleva la fuerza mental tatuada en su piel, sobre todo en esas piernas que no paran de correr y de desplazarse por la pista más rápido que nadie. El partido entró en la fase decisiva con una igualdad máxima, creciendo Marín en cada punto, hasta que logró ponerse por delante por primera vez en el segundo set (15-14). Ya no iba a dejar escapar la oportunidad. A escasos metros de su meta, la onubense sacó lo mejor de sí y la china fue a merced hasta el error (17-15). En uno de esos intentos de defenderse, a Xuerui se le fue la rodilla izquierda al apoyar, una imagen dura, pero la campeona olímpica, tras colocarse un vendaje, decidió acabar el partido pese a sus dolores. Un gran esfuerzo para un gran partido en el que Carolina llegó hasta dónde se proponía.