BALONCESTO | EE UU 105 - ARGENTINA 78
Durant y el Team USA liquidan a Argentina antes de España
Le dolió el 9-19 inicial de Argentina, se aplicó en defensa y resolvió con un parcial de 27-2. Estados Unidos (105-78), rival de España en semis. Adiós de Ginóbili, Nocioni y Scola.
No le hacía falta presenciar credenciales pero, por si era necesario, Estados Unidos sacó las uñas en la víspera de la cuarta entrega de su saga olímpica contra España y zarandeó sin piedad a Argentina (105-78), que cometió la osadía de bailarle seis minutos. Cuando Estados Unidos se vio por debajo 9-19 y de víctima del show que se estaba formando en el Carioca Arena, una olla presión, se puso el mono de trabajo por primera vez en los Juegos Olímpicos. Lanzada por Kevin Durant, un jugador que es imparable por televisión e incontenible directamente en vivo, firmó un parcial de 27-2 que aseguró casi antes del descanso (56-40) el pase a cuartos de Estados Unidos.
Lo que todos sospechaban que sucedería un día u otro, pasó ante Argentina. Estados Unidos, que había generado alguna duda por sus desaplicaciones en la primera fase, se puso a defender en cuanto se vio en la primera situación de preaviso del torneo. Y por lo visto, tenían arsenal de sobra. Además de las maravillas de Durant, es jugador de seda nacido en Washington, Irving le dio velocidad a sus crossover y fue indescifrable para Campazzo, que había empezado bien. George y Butler le dieron profundidad defensiva a los de Krzyzewski y DeMarcus Cousins aportó lo que no estaba haciendo Jordan. Para Argentina, cada ataque fue un suplicio, meterse en un bosque de mil árboles del que le resultó imposible salir. A coach K ni siquiera se le había visto alterado por el primer arreón argentino. Debes estar tranquilo con una nómina de jugadores así.
Para el descanso ya no había partido. Hubo una foto definitoria. Nocioni, Scola y Ginóbili, los tres mosqueteros que más han aguantado esta fabulosa generación que empezó su viaje con el oro olímpico de Atenas y la acaba ahora, sentados en el banquillo. Cuántas cosas tuvieron que pasar por la cabeza de Ginóbili (39 años), que se había rapado para la ocasión y estaba allí, medio emocionado… A Argentina el partido se le hizo interminable. Casi se diría que a Estados Unidos también. No había nada más en juego que un intercambio absurdo de canastas y nada más que ver que el pique entre brasileños y argentinos y el último saludo de Ginóbili. Se fue entre lágrimas. Un grande.