Rosberg gana la Pole, Sainz y Alonso caen en Q2
El alemán de Mercedes se hizo con el mejor tiempo en Hockenheim, con Hamilton segundo y Ricciardo tercero. Carlos fue 13º y Fernando 14º.
Cuando alguien sabe que es capaz de cosas extraordinarias debe comprender que, a veces, también se puede hacer lo lógico, no siempre se puede ser sublime a pesar de lo que dijera Charles Baudelaire. El poeta maldito no sabía lo que eran los pinchazos de adrenalina cuando vas en un monoplaza a trescientos por hora y la vida pasa por delante a millones de fotogramas por segundo. Y entonces puede llegar el error. Y el de al lado, que suele ser tan bueno como tú, al menos eso, lo aprovecha. Así llegó la pole de Nico Rosberg en su hogar, en un país en el que ni él ni Sebastian Vettel han sido capaces de ocupar el lugar que dejó el legendario Michael Schumacher.
Pole de Nico, seis a seis ahora con su compañero Lewis Hamilton, que esta vez falló, una pequeña salida que le valió a Rosberg para ganarle una décima y salir delante a la carrera.
Después de la pareja de Mercedes, séptima primera línea de ambos en la temporada, la número 37 en el total de su historia de éxito con la escudería alemana, llegaron los dos pilotos de Red Bull por delante de los Ferrari con Ricciardo antes que Verstappen y Raikkonen mejor que Vettel. Así son las cosas ahora mismo en esto de la F-1. Necesitas ser siempre sublime, porque el de al lado también es capaz de hacer magia. Es algo que pocos comprender, pero es una certeza, todos los pilotos que están aquí son muy buenos y la diferencia entre el mejor y el peor con el mismo coche no es más de cuatro décimas. O tres. Aunque algunos, en ocasiones, salten la barrera de lo imposible.
Y en eso estaba Fernando Alonso, intentando una vuelta perfecta que le permitiese el imposible de entrar en Q3 esta vez cuando se vio perjudicado por uno de los Ferrari que iba por su trazada a pesar de tener que entrar en boxes y después un pequeño error en el piano también le hizo perder alguna décima. Se quedó a cuatro décimas de entrar entre los diez primeros y quizá sin esos inconvenientes lo hubiese logrado. Aunque lo negó el astur, que salió como una flecha del box tras dejar el casco, sin conocer a nadie, rumiando su disgusto porque a veces no entiende que la lógica existe en esto del deporte. Después lo entenderá, y cuando se ponga el casco y esté a punto de empezar la carrera volverá a olvidarlo en una motivación maldita. Esta vez su compañero Button estuvo por delante, duodécimo por el decimocuarto de Fernando, pero también fuera de la ansiada Q3 que fue rutina.
Tampoco se lo explicaba Daniil Kvyat. El ruso se quedó fuera en la Q1, decimonoveno, mientras su compañero Carlos Sainz se colocaba duodécimo en ese momento. Maldijo en el idioma de la frustración el que fuera piloto de Red Bull mientras su compañero le metía medio segundo y llevaba el coche más allá de los límites, allá donde le enseñó el maestro. Finalmente saldrá decimotercero el madrileño, entre los dos McLaren. Se espera una carrera de remontada española, pese a su baja velocidad, intentando alcanzar de nuevo el milagro de lo sublime. No hay otra opción.
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