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TOUR DE FRANCIA

Froome vuela en la cronoescalada y se afianza

El africano ganó la etapa con 21 segundos sobre Dumoulin y aumentó su ventaja al frente de la clasificación general.

Chris Froome logró su segunda victoria en el Tour: la cronoescalada entre Sallanches y Megève.
AFP

No tiene oposición. Chris Froome dominó la cronoescalada de17 kilómetros, entre Sallanches y Megéve, y dejó a Tom Dumoulin sin triplete y al resto de rivales del Tour de Francia. Restan dos etapas en los Alpes, pero si no ocurre ningún imprevisto, el africano sumará su tercera victoria en París. Froome aventajó en 21 segundos al neerlándes y en 33 a Fabio Aru y Richie Porte. En la clasificación ya saca 3:52 a Adam Yates y 4:16 a Bauke Mollema. El primer español en la crono fue el olímpico Ion Izagirre (séptimo, a 1:03), mientras que en la general Alejandro Valverde ha sido adelantado por Aru y es octavo a 6:37.

La organización juntó en la salida a tres brillantes campeones: Bernard Hinault, Eddy Merckx y Jan Janssen. Los tres han ganado el Tour, pero el motivo de tan excelsa reunión era otro: los tres se enfundaron el maillot arcoíris en Sallanches. Janssen ganó el Mundial en 1964, el mismo año que un joven Merckx de 19 años se coronaba como el mejor amateur. El futuro le esperaba con los brazos abiertos. Hinault triunfó en 1980 sobre un recorrido que se bautizó como el ‘circuito de la muerte’, con veinte subidas a la Cota de Domancy.

Sallanches y Domancy impulsaban este miércoles a los participantes del Tour 2016 hacia la meta de Megéve, en una crono de 17 kilómetros, de los cuales 14 km eran en subida y los dos últimos en bajada. Tom Dumoulin, que ya tenía dos victorias (la etapa reina de los Pirineos y la contrarreloj de la Ardecha), marcó el mejor tiempo durante largo rato. Justo hasta que un cohete amarillo entró en la meta para pulverizar su crono y alzarse con su segunda victoria: Froome. El africano nunca se ha caracterizado como un gran descensista, pero en este Tour sus dos triunfos han llegado precisamente en finales hacia abajo.

Froome inscribe así su nombre en las mismas carreteras que vieron triunfar a Janssen, Merckx e Hinault. Su tercera victoria final en el Tour asoma en un horizonte llamado París. Por derecho propio, ya tiene un sitio entre los más grandes. Froome ha crecido en esta edición, ha ampliado su repertorio y ha sido capaz de sacar tiempo en descensos, en abanicos, en subida, en una crono llana, en una cronoescalada… Es el más fuerte. Solo una moto ha sido capaz de derrumbarle. Y ni eso, porque se puso a correr a pie y sedujo a los jueces.

En el ciclismo no se puede cantar victoria hasta que se cruza la última raya. Y a veces ni eso (que le pregunten a Landis, Contador o Armstrong). La lógica apunta a que Froome se erigirá en París como campeón, porque no ha mostrado ninguna fisura. Pero siempre pueden pasar cosas: caídas, pájaras, enfermedades... Este viernes y este sábado se anuncian lluvias, que no gustan mucho al africano. Por ejemplo.

Pero sin necesidad de mirar al cielo, lo mejor para vencer a un ciclista es otro ciclista más fuerte o más valiente. A falta de fortaleza, en las dos etapas alpinas que restan habrá que tirar de osadía. Sin Contador en carrera y con Nibali pasado de rosca, hay pocos osados a la vista en este Tour. Mollema y Yates ya piensan más en el podio que en el amarillo. Por detrás vienen Porte y Aru como obuses al asalto de ese cajón. ¿Y el Movistar de Nairo Quintana y Valverde? hasta el momento no han dado pruebas de poder optar ni siquiera a ese top-3, aunque nos gustaría que demostraran lo contrario. Tienen dos días. A falta de valientes, Merckx, Hinault o Janssen pueden enseñarles el camino.