Cummings gana la etapa y Van Avermaet es más líder
El británico de 35 años, que ya ganó en Mende en 2015, se impuso en la primera etapa de los Pirineos. El belga se fugó y consolidó el amarillo.
Thibaut Pinot cedió 2:46 minutos. Y pare usted de contar. La primera etapa de los Pirineos no deparó más movimientos interesantes entre los favoritos, pero sí una situación de mucho sonrojo. La pancarta hinchable del último kilómetro se cayó sobre Adam Yates y cortó el paso al grupo de los gallos. Se neutralizaron los tiempos, pero la vergüenza había inundado la mejor carrera del mundo. En ese momento ya estaba decidido el ganador en Lac de Payalle: Stephen Cummings, un killer británico de 35 años que se ha especializado en rematar fugas. El Dimension Data sumaba así su cuarta victoria en este Tour: la suya y tres de Mark Cavendish. A 1:05 entraron el sudafricano Daryl Impey y el español Dani Navarro, uno de los grandes protagonistas de la jornada. Greg van Avermaet también se metió en la escapada, acabó quinto y aumentó su ventaja con el maillot amarillo: 6:36 minutos a Alaphillipe y 6:38 a Valverde. ¿Y Alberto Contador? Bien, gracias: entró con los jefes
Cuando te pones a repasar los nombres de una escapada numerosa en el Tour, te puedes encontrar a ganadores de la Vuelta, el Giro o el Tour. En este caso, concentrados en la misma persona: Nibali. O a vencedores de etapas en el Tour como Cummings, Bakelants, Vuillermoz, Cancellara, Chavanel, Tony Martin, Geschke… O incluso al propio líder: Van Avermaet. Si la etapa, además, se desarrolla por los Pirineos, raro será no toparte con algún español: Navarro, Maté, Vicioso y Gorka Izagirre. Eso es lo que sucedió este viernes con un grupo de 29 corredores en el primer contacto con la gran montaña.
En un grupo tan grande hay motivaciones de todo tipo: recortar en la clasificación general, hacer una labor de equipo, no despistarse en la clasificación por escuadras, la lucha por la montaña… Pero una de ellas predomina sobre todas las demás: el triunfo de etapa. Ganar un solo día en el Tour te coloca ya en la historia de la más grande para siempre. Entre los candidatos había varios cazadores de etapas, varios especialistas en coger la fuga buena y rematarla con los brazos en alto. Y entre tanto aspirante sobresalía sobre todo uno por su efectividad: Steve Cummings. Un killer.
A sus 35 años, Cummings ha encontrado cuál era su destino en el ciclismo: ganar. El año pasado ya se impuso en la etapa de Mende. Y esta misma temporada ha llegado al Tour con tres victorias en su zurrón, las tres en carreras World Tour: Tirreno-Adriático, País Vasco y Dauphiné. Todo empezó, seguramente, con aquel triunfo en Ferrol en la Vuelta a España 2012. Si te escapas con Cummings, sabes que tienes muchas posibilidades de perder. Incluso si eres ganador de las tres grandes y te llamas Vicenzo Nibali, que quería resarcirse tras la minutada que le cayó en Macizo Central. A 25 kilómetros del final, todavía con el Aspin por el camino, Cummings abandonó del activo Dani Navarro. La siguiente vez que le vieron ya estaba en su segunda casa: el podio.
En esta fuga también se había metido Van Avermaet, que sabía que no tenía ninguna posibilidad de mantener el maillot amarillo si rodaba con las favoritos. Hizo del ataque su mejor defensa. Y la jugada le salió perfecta, porque ha aumentado su ventaja al frente de la general. Un día más de líder en el Tour también es una gran victoria.
Detrás, ningún gallo se movió en el Aspin, el primer gran puerto de este Tour. El FDJ marcó el ritmo desde abajo, pero sólo consiguió machacar a su propio líder líder: Thibaut Pinot. El francés se descolgó sorprendentemente bajo la pancarta de diez. Al menos no se le cayó encima. En la cima cedió casi tres minutos respecto a sus rivales por la general. Un mal augurio cuando aún restan este fin de semana las dos grandes etapas de los Pirineos. Como dijo Contador en la meta: palabras mayores.