NCAA, fábrica de estrellas en el fútbol femenil
De las 736 jugadoras que compiten en la Copa Mundial Femenina, 137 tienen raíces en el fútbol universitario estadounidense
Las estrellas son de todo el mundo, pero hay un lugar común en su formación.
Según datos de The Associated Press y la NCAA, de las 736 jugadoras que compiten en la Copa Mundial Femenina, 137 tienen raíces en el fútbol universitario estadounidense.
Y no, contrario a lo que podría asumirse, Estados Unidos no ocupa el primer lugar de la lista. Ese puesto es para Canadá.
En el equipo de la hoja de maple, 22 de las 23 integrantes jugaron o juegan en equipos universitarios estadounidenses, incluida Christine Sinclair, poseedora del récord de goles con su selección (marca para hombres y mujeres) y que jugó en la Universidad de Portland.
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Estados Unidos ocupa el segundo lugar con 20 jugadoras con raíces en la NCAA. Megan Rapinoe, una de las banderas del equipo de las barras y las estrellas -y del fútbol femenino en el mundo- también jugó en Portland.
Otras figuras estadounidenses, como Alyssa Thompson, Trinity Rodman y Lindsey Horan, se convirtieron en profesionales sin jugar un solo partido a nivel universitario.
El trabajo de las universidades de Estados Unidos se ve reflejado en el máximo evento
Más de 70 universidades de Estados Unidos están representadas en el Mundial, que se lleva a cabo en Australia y Nueva Zelanda.
Florida State está a la cabeza con ocho jugadoras en la competencia; Stanford y North Carolina tienen seis cada una, y Penn State cuenta con cinco.
Otras escuelas, que no figuran entre los programas más laureados del deporte estadounidense, han acogido a figuras de otros países que también compiten en el Mundial.
Tales son los casos de Hilary Jaen, de Panamá, quien juega para el Jones County Community College en Mississippi; Carleigh Frilles, de Filipinas, es mediocampista en Coastal Carolina, y la delantera argentina Chiara Singarella juega para South Alabama.
Jody Brown, de Jamaica, fue nombrada la mejor jugadora joven de la CONCACAF a los 16 años y ahora juega para Florida State.
“Los entrenadores nos ayudaron”, dijo Brown a la AP. “Siento que la universidad también me preparó para este momento y estoy muy agradecida por eso y por el trabajo que he realizado para llegar a este punto, porque todo valió la pena”.
Gigantes europeos confían en el método estadounidense para sus jugadoras
Las potencias del fútbol femenino, como Alemania y Suecia, han comenzado a enviar a sus jugadoras jóvenes a Estados Unidos, a pesar de que tienen sus propios programas de desarrollo. En 2021, por ejemplo, había 114 jugadoras de Suecia y 128 de Alemania en colegios americanos.
En ese mismo año, además, las universidades de la NCAA tenían a 38 jugadores de Nueva Zelanda, 35 de Países Bajos, 16 de Japón y cinco de Sudáfrica.
Estados Unidos busca el tricampeonato mundial en Australia y Nueva Zelanda. Su éxito, sin duda, ha permeado a nivel mundial y muchos otros países están interesados en aprender el sistema.
Enviar a sus futuras estrellas a suelo americano es el primer paso.