Heroica la selección portuguesa, que se sobrepuso a la lesión tempranera de Cristiano (dejó el campo en el 23'), y al mejor juego de Francia. El grandullón Eder, en el 109 de la prórroga, le dio el primero título de su historia.
El fútbol es tan grande que permite que un partido tan soberanamente malo como fue la final que enfrentó a Francia con Portugal acabe siendo recordada como un encuentro épico en el que la fe de un equipo que lo tuvo todo en contra lograra ganar el primer gran título de su historia gracias a la irrupción de Eder, un delantero anónimo hasta esta partido y que ya es el autor del gol más importante de la historia del fútbol portugués, el tanto que selló el 1-0 que da la Eurocopa a Portugal y deja a Francia con su Maracanazo particular.
Portugal sabía que únicamente la fe podía darle el triunfo. Todo lo demás, que era mucho, lo tenia en contra: la historia, el estadio, los pronósticos...y por si eso era poco, Cristiano Ronaldo, la gran esperanza de los portugueses, el capitán al que se aferraban para voltear todos los pronósticos, se rompió antes de la mitad de la primera parte.
Gol de Éder Manucho, Portugal campeón de la Eurocopa 2016
Desde la banda, Fernando Santos mantuvo la tranquilidad y recompuso al equipo del golpe que suponía haber perdido a su máxima estrella, mientras que en la opuesta, Deschamps hacía todo lo posible para empeorar la lamentable actuación que estaba protagonizando su equipo, que dejó que el partido llegara a la prórroga, territorio de héroes insospechados. Y ahí apareció Éder, el más inesperado de todos y llevó a Portugal al cielo y dejó llorando a Francia.