Directos al título
El Barça ahora mismo es una locomotora que solo quiere ganar. Le da igual, las lesiones, la Superliga, las comisiones, Messi si se va o Mercurio retrogrado porque lo único que desea es conseguir La Liga.
Es, sin duda, la consecución de tres realidades:
La primera que el Cholo no sabe ganar. No me cansaré de repetir que La Liga que ganaron fue robada por la anulación legal de Messi.
La segunda es que el Madrid es la viva imagen de la película de Nolan cuando los edificios caen ante el derrumbe de la memoria. Escuchas a Florentino el otro día y piensas “caramba que equipazo tiene el Madrid” y cuando ves en el campo cómo se arrastran los retales del que fue tantas veces campeón de Europa, te das cuenta que van con retraso. Podrían haber formado un equipo de ensueño hace tres años que creciera con calma, pero Zidane prefiere exprimir hasta el último segundo y cartílago a los que le llevaron a triunfar, dejando de lado los jóvenes.
Y la tercera, que a pesar de todo, la vida va de líderes. Sí, la esencia de nuestro devenir ha venido marcada por los líderes que hicieron que el mundo fuera más justo o que crearon vacunas. El planeta futbolístico gira a mejor porque Koeman, a pesar de sus carencias manifiestas de estrategia, sí ha dejado que jugadores con ganas reconstruyan el Barça.
Ilaix, un líder nato, como De Jong, muy crecido, o Ansu Fati, Riqui o Araujo son los cimientos del Barça actual, lubricado por la magia de Messi.
El futuro que el Barça esperaba ya ha llegado y la pandemia y esos millones que reclama Florentino que no se preocupe, porque le voy a dar la solución: cambien el modelo y en vez de pagar millonadas a comisionistas, cree y haga de su cantera el centro de talentos más grande del mundo. Eso les hará grandes y no comprar al próximo “Sushiño” de no sé qué región para gastarse muchos millones con ningún rédito.
Si las industrias cambian, la del futbol también, y qué mejor momento que el mundo se haya parado por la pandemia para reactivarse.