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Lo bueno, lo malo y lo feo de la semana 15 de la NFL

Los contendientes comienzan a separarse de los pretendientes y es difícil confundirse de grupos.

Estados Unidos
Los contendientes comienzan a separarse de los pretendientes y es difícil confundirse de grupos.
Will NewtonAFP

El fin del calendario regular ya se asoma por el horizonte, lo que significa dos cosas: La primera y la más evidente es que lo mejor está por venir, cosa que ya sabíamos. Y la segunda, y tal vez la más satisfactoria, es saber que la pandemia no dominó TODOS los aspectos de nuestra vida, al menos nos ha permitido disfrutar una temporada completa.

Con la semana 15 llegaron y se fueron grandes actuaciones, debacles y remontadas y, como siempre, la acostumbrada sorpresa semanal, aunque en esta ocasión bien pudo ser la campanada del año. Con Navidad asomándose en la esquina, también comienzan a distinguirse claramente el grupo de contendientes, que pone una clara ­─y sana─ distancia de los pretendientes.

Es sencillo identificar a los pesos completos: Chiefs, Packers, Bills y Saints. Hay un grupo detrás de ellos de equipos a los que nadie quiere ver en un partido de vida o muerte: Seahawks, Titans, Ravens. Y detrás de ellos están los pretendientes, llámense Rams, Steelers, Colts y lo que sea que resulte campeón del Este de la NFC. Hoy por hoy equipos de relleno, en pocas palabras.

Ryan Tannehill, Josh Allen y Kyler Murray tuvieron excelentes actuaciones y triunfos vitales en sus aspiraciones, Derrick Henry sigue siendo una bola de demolición y DeAndre Hopkins se confirma como el mejor receptor de la liga. Todos ellos dignos merecedores de lo mejor de la semana. Aunque, en honor a la verdad, nadie tuvo un mejor domingo que Dallas, quien no sólo obtuvo un triunfo improbable sino también el beneficio de combinarlo con derrotas de sus tres rivales divisionales.

En lo malo y lo feo, bueno, pues, ya llegaremos a eso...

Lo bueno

Hace poco menos de un mes, Lamar Jackson parecía comediante de un solo chiste, payaso con rutina desgastada o político con el discurso de siempre, la analogía que ustedes prefieran. El punto es que Jackson y los Ravens parecían enfilarse rápidamente a la mediocridad y el brote de coronavirus no ayudó en lo más mínimo.

Pero la falta de creatividad ofensiva y el COVID-19 no son rivales contra un calendario a modo, y los Ravens han sabido aprovechar ese lapso final que los ha llevado por Dallas, Cleveland y Jacksonville, y con escalas pendientes en Nueva York ante los Giants y cerrando ante los Bengals, para retomar la forma de la campaña anterior.

El domingo fue el mejor ejemplo. Jackson completó 17 de 22 envíos con tres pases de touchdown y sumó otra anotación por la vía terrestre para mantener en jaque a una defensiva ya de por sí mediocre y guiar a los Ravens a su tercera victoria en fila. No es de todos los días que Jackson tenga ratings de 130 puntos, el domingo fue una de esas agradables excepciones.

Luego de un lapso de cinco partidos, cuatro de ellos con resultado adverso, en los que promediaron apenas poco más de 20 puntos, los Ravens tienen 40.3 puntos en sus últimos tres encuentros, todos victoriosos. Sí, los sinodales difícilmente califican como tales, incluso con su portentosa marca de 10-4 los Browns tienen una defensa mediocre, y es difícil hacer un comparativo del estado real de la ofensiva de Baltimore.

Pero no es su culpa tener un calendario accesible, y un equipo que suma confianza en la recta final puede ser muy peligroso en enero. Más con todo ese talento a la mano.

Lo malo

Los Pittsburgh Steelers llegaron al juego del lunes por la noche con dos derrotas en toda la campaña, misma cantidad de victorias que su rival en turno. Un triunfo sencillo para dejar atrás el mal momento ¿cierto?

Falso.

Las carencias ofensivas de Pittsburgh se vuelven cada vez más evidentes con cada semana que pasa y el lunes, enfrentándose a la 22da mejor defensiva de la NFL, no mostraron mejoría alguna. De hecho, por increíble que parezca, tal vez hayan dado un paso atrás.

Ben Roethlisberger concluyó la primera mitad con apenas 19 yardas y, en ese mismo lapso, lanzó una intercepción por quinto juego consecutivo después de no lanzar ni una en siete de los ocho encuentros previos. La intercepción de Roethlisberger, con 6:01 por jugar en el segundo cuarto, fue en la misma serie en la que Pittsburgh consiguió su primer 1ro y 10 del encuentro, teniéndose que jugar un cuarto down para conseguirlo.

La intercepción también fue el tercer intercambio de los Steelers en la primera mitad, de hecho, en un lapso de cuatro series, y que los Bengals capitalizaron con 17 puntos, buenos para definir el rumbo del encuentro.

Los problemas de Pittsburgh son muchos y muy evidentes y el mejor de los ejemplos está en JuJu Smith-Schuster, el receptor que parece más concentrado en volverse “influencer” de tik-tok, lo que sea que eso signifique, que en atrapar el balón. El lunes nuevamente subió un video a sus redes con una rutina de baile en el logo del equipo rival y nuevamente pagó el precio: En esta ocasión con 3 recepciones para 15 yardas y un fumble. No es un buen augurio para alguien en año de contrato.

Lo feo

Los bailecitos de Smith-Schuster serían un buen candidato en esta categoría, junto con la actuación en zona roja de los Giants o toda la temporada de “Can’t” Newton.

Pero, seamos sinceros, no hay nada más feo que perder contra los Jets. Y en tu casa. Y ceder el control de la división en el proceso.

Nunca, nadie iba a confundir a la versión actual de los Rams con “The Greatest Show on Turf” de Marshall Faulk, Kurt Warner y Torry Holt, y nunca nadie lo hará mientras esté Jared Goff detrás del centro, pero incluso con sus limitaciones, la ofensiva de Los Ángeles ha demostrado ser lo suficientemente buena como para brindar una actuación como la del domingo.

La primera mitad de los Rams se resume en: Despeje, despeje, despeje bloqueado, intercepción, despeje, despeje y gol de campo. Cinco primeros y diez y 102 yardas totales. En pocas palabras, hicieron ver a los Jets como si fueran los Bears del 85, los Ravens de 2000 o cualquier otra defensiva dominante que se les ocurra. Pero no, estamos hablando de los mismos Jets que han permitido al menos 30 puntos en nueve partidos este año y que venían de comerse un “Forty-Burger” la semana pasada ante los Seahawks.

Ningún equipo debería ser tan inepto a la ofensiva, no ante los Jets al menos.