Santos que yo te pinté
Se ha presionado mejor, se ha tenido más ganas, se ha movido más el balón y con eso ya basta en los tiempos raros por los que el Barça surca su desatino.
La sonrisa de Messi no está a pesar del partidazo de Pedri. El pase a Braithwaite ha sido tan dulce y delicioso como mala su ejecución y que no se haya partido en dos después de comerse el palo ha sido milagroso.
El nivel de efectividad de Griezmann ha sido grotesco. Ni queriendo una persona no profesional falla tantas ocasiones de gol delante y solo en la portería. Que alguien le saque la maldición, por favor.
Se ha presionado mejor, se ha tenido más ganas, se ha movido más el balón y con eso ya basta en los tiempos raros por los que el Barça surca su desatino.
Koeman ha reaccionado mejor y De Jong y Pedri han estado fuertes. Lenglet lo ha dejado descansando que ya era hora y uno se podrá quejar del holandés, pero ha puesto a Mingueza.
Y de la misma manera que se ha criticado a Ter Stegen cuando ha hecho salidas a destiempo contra el Atlético, hoy se le tiene que volver a ensalzar al nivel del santo que se merece. Si no fuera por el teutón, el Barça iría el quince.
El Barça necesita ganar y es lo que está haciendo ahora. ¿Mal? Claro, como siempre, pero también el Madrid lo hace mal y el Liverpool y sin embargo ganan.
En tiempos convulsos se necesitan victorias sanadoras que arreglen y mejoren una moral tan frágil como la sonrisa de Messi.
Y es que Los Planetas ya lo dicen en su canción Santos que yo te pinté:”¿Dónde has dejado tu risa, que ya no está donde estaba?”