Dolphins vs Cowboys: El partido más loco en Thanksgiving
Hace poco menos de 26 años, el duelo de Acción de Gracias entre Miami y Dallas se definió por un grave error del tackle defensivo Leon Lett.
Antes del arranque de la campaña de 1993 la NFL quiso ofrecer un platillo impresionante para Thanksgiving: Dolphins de Dan Marino visitarían el Texas Stadium para enfrentar a Cowboys de Troy Aikman. Desafortunadamente, en la semana 5 de la temporada, el pasador de Miami sufrió una rotura de tendón de Aquiles que lo marginó para el resto del año.
Para hacer cada vez más extraño lo que en un inicio parecía un choque de titanes, ese 25 de noviembre una nevada se cernió sobre Dallas y dejó el emparrillado del estadio cubierto de hielo y nieve.
Bajo estas condiciones climáticas se desarrolló un encuentro ríspido que a 15 segundos del final del encuentro lo ganaban Cowboys por apretador marcador de 14-13. Pero Dolphins tenían la última palabra ya que tenían un intento de gol de campo de 41 yardas.
La tragedia ocurrió
Leon Lett, un tackle defensivo de casi dos metros de estatura que usualmente no era empleado en situaciones de goles de campo, entró al terreno para intentar buscar bloquear el FG. Y hasta ese momento, el plan le funcionó a Jimmy Johnson, pues el ovoide fue tocado en la línea de golpeo y el intentó de Miami no fue válido.
Pero las aproximadamente 65 mil personas que se congregaron en el recinto deportivo no se esperaban lo siguiente. De acuerdo con las reglas del football, cuando un gol de campo es bloqueado, la posesión del balón cambia, a menos que el equipo a la defensiva toque la pelota, lo que la vuelve bola libre.
Y tal parece que Lett olvidó este inciso del reglamento pues se abalanzó hacia el ovoide. ¿El resultado? El defensivo tocó el balón y en la yarda uno, el liniero ofensivo Jeff Dellenbach recuperó la pelota. Miami tuvo una segunda oportunidad y no la desperdició. Pete Stoyanovich conectó un gol de campo de 19 yardas con tres segundos por jugar para ganar el encuentro.
Aunque el resultado del duelo no definió el resto de la temporada para ambas organizaciones. Tras el encuentro Dallas marchaba con récord de 7-4 y se enrachó con ocho victorias consecutivas que los llevó a triunfar en el Super Bowl XXVIII. Por su parte, Dolphins ostentaba marca de 9-2 y una seguidilla de cinco descalabros los marginó de playoffs.