Terry Bradshaw, el primer quarterback con cuatro anillos
El pasador fue tomado por los Steelers en el draft de 1970 y un par de años después se convirtió en uno de los líderes ofensivos del equipo.
La primera temporada de Chuck Noll como head coach de los Steelers fue un verdadero desastre: el equipo terminó con récord de 1-13. Aunque la vida da muchas vueltas y esto permitió que un año después, en 1970, Pittsburgh tomara a Terry Bradshaw con la primera selección del draft.
Pero para Bradshaw no fue nada fácil poder hacerse de la titularidad. Según sus propias palabras, el mariscal de campo tuvo que ganarse la confianza de su entrenador y eso lo ayudó a ser el pasador más importante en la historia de los Steelers.
"Cuando obtuve la confianza del hombre [Chuck Noll] me convertí en quarterback profesional. Antes de eso, no estaba progresando. Sabía que si cometía errores, iba a ser sentado. Pero después él dijo 'Enmienda tus errores, vamos a ganar contigo', ahí es cuando me convertí en mariscal de campo", detalló Bradshaw.
Tal vez Noll conocía algún secreto pues sus palabras forjaron al primer pasador en conseguir cuatro anillos de Super Bowl ─en un lapso de siete años y con dos bicampeonatos─ a pesar de no ser el más dotado físicamente y no tener estadísticas sorprendentes.
Su mejor campaña en términos estadísiticos fue en 1978, cuando lanzó para 2,915 yardas ─7.9 yardas por intento─, lanzó 28 touchdowns ─líder de la NFL─ y tuvo 20 entregas de balón. Además, fue seleccionado al All-Pro y fue el MVP del Super Bowl XIII, en el cual superaron por segunda ocasión a los Cowboys de Roger Staubach y Tom Landry.
Su legado en Pittsburgh
En 1983, con 35 años de edad, Bradshaw decidió ponerle punto final a su carrera profesional. A pesar de solo haber recibido una designación al All-Pro, fue llamado en cuatro ocasiones al Pro Bowl y fue el MVP del Súper Domingo en dos ocasiones.
Al momento de su retiro ostentaba prácticamente todos los récord posibles para un quarterback en Pittsburgh, aunque un tal Ben Roethlisberger se encargó de destrozarlos. Sin embargo, ser junto a Franco Harris los líderes de una aplanadora defensiva como eran los Steelers en los setenta, le valieron ser entronizado en el Salón de la Fama durante 1989, su primer año de elegibilidad al recinto de Canton, Ohio.