Cleveland Browns

Hue Jackson: El coach que se aferra a la vida

La forma en que Jackson sigue conservando su empleo sigue siendo un misterio.

Jason MillerAFP

Ningún entrenador en ninguna liga deportiva del mundo sería capaz de aferrarse a su empleo después de una sola victoria en 32 partidos. Hue Jackson es la excepción que confirma la regla.

Antes del inicio de la temporada, todos se preguntaban cómo es que Jackson seguía al frente de una de las franquicias más desdichadas del deporte profesional estadounidense. Y aunque esa pregunta tal vez nunca tenga una respuesta 100% precisa, sí existen varios elementos que podrían explicar los motivos.

Cuando Jimmy Haslam III adquirió el equipo en 2012, estaba desesperado por devolverle a los Browns la trascendencia que la franquicia no había tenido desde la última vez que Jim Brown acarreó un balón. Quería resultados inmediatos a cambio de los 1,000 millones de dólares que había desembolsado.

Después de tres entrenadores, ocho quarterbacks titulares y 19 triunfos en sus primeros cuatro años, Haslam finalmente se dio cuenta que no había una fórmula mágica para ganar en la NFL que no fuera paciencia y un proyecto a largo plazo.

Fue entonces que apareció Jackson, que como entrenador su primera función es saber vender. Y eso fue precisamente lo que hizo con Haslam, le vendió justo lo que el dueño andaba buscando: Establecer las bases de un proyecto exitoso a largo plazo. Nadie le dijo a Haslam que tardaría tres temporadas en hacerlo.

Jackson es el principal beneficiario de la renovada paciencia de Haslam, en parte porque así estableció las reglas desde el principio, construyendo poco a poco las bases a futuro, y en parte porque los resultados habían estado terriblemente cerca.

En 2016, cuando finalizaron con marca de 1-15, los Browns perdieron cinco juegos por seis puntos o menos, dos de ellos en tiempo extra. En esas situaciones, un par de puntos finos _ de ejecución o coacheo _ definen los resultados. Jackson había esquivado una bala.

Un año después probaría su capacidad de supervivencia al resistir como miembro de la fuerza laboral tras un récord de 0-16. Nuevamente, seis derrotas por seis puntos o menos, cuatro de ellas por tres puntos y dos reveces en tiempo extra. Muchas veces por la falta de talento.

Ni el talento ni la paciencia serían excusas esta vez. El equipo tenía que, finalmente, arrojar resultados del proyecto de Jackson. La noche del jueves los Browns ganaron por primera vez en 635 días, un lapso en el que hubo 64 quarterbacks diferentes iniciando un encuentro de NFL y 47 de ellos habían sumado un triunfo.

La suerte que había tenido Jackson en la oficina y la mesa de negociaciones no se había reflejado en el campo ni en los standings. El mejor ejemplo fueron los dos primeros juegos de esta campaña, un empate y una derrota por tres puntos en donde el pateador falló dos puntos extra y tres goles de campo.

Si bien Jackson no es ningún Bill Belichick, tampoco está tan lejos como dictan los resultados. Sí, tiene la fortuna de que Haslam creyó en su proyecto. Pero decir que aún no se decide por un quarterback titular, después de lo mostrado ayer por Baker Mayfield, es abusar de su suerte.